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“Alemania se ha transformado en un socio estratégico de la Argentina.” La frase pertenece al tramo final del discurso que Néstor Kirchner ofreció ayer en la Cámara de Comercio Germano-Argentina, núcleo que asocia a las principales empresas con intereses comerciales e inversiones en el país. Los hombres de negocios mostraron rápidamente una entropía con el patagónico, que les marcó que el camino de salida del default argentino abrió oportunidades de inversión en un país de crecimiento record en los dos últimos años. “Es un Kirchner muy tranquilo, estuvo brillante, los empresarios quedaron muy contentos con él. Está muy receptivo a la idea de atraer nuevas inversiones”, dijo a la prensa Alfredo Román, titular de Exolgan, una compañía alemana que opera en el puerto del Dock Sud.
Kirchner abrió el encuentro con los empresarios alemanes en un salón donde se sentaron a una mesa cuadrada gigante unas 100 personas, contando las segundas filas. Ahí estuvo toda la comitiva, los empresarios alemanes y los argentinos venidos de Buenos Aires por invitación oficial. Rüdiger Mackentuh, director de BASF en la Argentina y presidente de la Cámara, dio la bienvenida y enseguida Kirchner tomó la palabra.
Los conceptos más salientes del discurso presidencial fueron los siguientes:
- “En esta nueva etapa no estarán ausentes las oportunidades para inversiones productivas”.
- “(Las mejoras en todos los indicadores económicos y sociales) Permiten proyectar un escenario económico impensable dos años atrás”.
- “El desafío hoy es transformar la recuperación en crecimiento sostenido”.
- “A pesar de la mejora, la sociedad argentina no puede ni debe resignarse a convivir con un desempleo de dos dígitos y niveles de pobreza del orden del 40 por ciento de la población”.
- “La propuesta de reestructuración de la deuda que la Argentina ha hecho es la única compatible con un horizonte donde la Argentina cumpla con los acreedores sin ahogar la recuperación de la actividad económica ni desatender las necesidades sociales”.
- “Otros desafíos de la política económica serán: consolidar la estabilidad de precios, normalizar el crédito de largo plazo y renegociar los contratos de concesión de las empresas de servicios públicos”.
- “Para alcanzar el verdadero progreso que nos transforme en un país serio y confiable también se necesita de una sociedad más igualitaria, donde la pobreza esté únicamente en la memoria de los argentinos”.
- “Los invitamos a que obtengan su justa rentabilidad invirtiendo, para asociarse en las ventajas de ese crecimiento del que dan acabada prueba los datos de nuestra economía”.
Tras las palabras presidenciales y los aplausos de rigor, los hombres de negocios se lanzaron a preguntar. A pesar de estar acompañado por todos los ministros que vinieron a la gira (ayer había llegado Roberto Lavagna), Kirchner tomó la posta ante cada requerimiento. Los alemanes hicieron preguntas puntuales vinculadas con su sector y, según coincidieron seis fuentes consultadas por Página/12 entre funcionarios y empresarios argentinos y alemanes, el tono fue amigable y concesivo. “Los empresarios estaban fascinados”, dijo uno de ellos a este diario.
Víctor Klima, presidente de Volks-wagen Argentina, pidió aumentar el intercambio entre la Argentina y Alemania, pero además entre el Mercosur y la Comunidad Europea. “Esta es una oportunidad histórica para aumentar el comercio entre Europa y América del Sur. Y usted, señor Presidente, es el líder regional para encabezar y aprovechar este cambio”, dijo el titular de la automotriz.
Posteriormente le preguntaron si tenía confianza en el futuro de la Argentina. Kirchner, como si le hubiesen dejado el arco desguarnecido, dijo que la confianza se iba construyendo día a día, desde hace dos años, cuando asumió el Gobierno.
El Presidente agradeció a su actual par alemán, Horst Koehler, y elogió la comprensión que tuvo con el país cuando fue titular del Fondo Monetario Internacional. “Fue comprensivo con la Argentina”, dijo Kirchner. Notablemente, no hubo preguntas referidas al canje de la deuda, a los bonistas ni a los amagues inflacionarios criollos. El patagónico agradeció también a las empresas alemanas que no se fueron del país en la crisis de 2001. Los alemanes, muy informados sobre lo que pasa en el país, muchos de ellos con perfecto conocimiento del idioma español, devolvieron la gentileza.