El idioma no fue una traba para que Néstor Kirchner y Lula da Silva cruzaran varios elogios. Rompieron durante largos minutos la creencia de que ambos mandatarios se celan y dejaron en el olvido viejas señales que cada uno hizo para diferenciarse del otro. Ayer en Brasilia fue todo distinto. Todo unión. Las felicitaciones empezaron con la actitud que ambos países tuvieron respecto del Fondo Monetario. “Nuestros países han decidido romper con un pasado que los aprisionaba. No sólo pagamos toda nuestra deuda al FMI sino que –lo más importante–, recuperamos nuestra autonomía para disponer de nuestros recursos”, dijo Kirchner. Lula lo siguió en el concepto: “La decisión refuerza nuestra capacidad para definir nuestras propias políticas”. Completaba así una idea que había sobrevolado horas antes: “Ahora no le rendimos más cuentas al FMI sino que el FMI nos rinde cuentas a nosotros”, afirmó Lula.

Los elogios no terminaron ahí. El brasileño enfatizó un “especial homenaje al liderazgo” de su colega argentino. “Durante su gobierno, el país dejó atrás la más grave crisis económica de su historia para encontrar definitivamente su destino.” Luego enumeró, casi sin tomar aire para respirar: “Su gobierno reestructuró una deuda externa asfixiante, restauró la presencia argentina en el tradicional lugar destacado que ocupaba en la comunidad internacional, devolvió el orgullo y la esperanza a una nación rica en historia. Y por eso es un motivo de orgullo para mi gobierno su visita de Estado”, señaló.

En la conferencia brindada en el Planalto, Lula remató: “Tenemos mucho por hacer, pero ya hicimos mucho en este tiempo; mucho más de lo que los escépticos esperaban que hiciéramos”.

Kirchner no se quedó atrás y respondió tantas palabras elogiosas. Recordó actitudes de otros tiempos mucho menos agradables que los actuales. “Quiero agradecer profundamente el gesto de Brasil hacia la Argentina en los momentos más graves de nuestra crisis: allí estuvieron nuestros hermanos brasileños y el presidente Lula, con una actitud de solidaridad permanente; preguntando cómo podría ayudar y acompañándonos en todos los foros”, destacó Kirchner.

Ahora fue Lula quien insistió con el candor. “Separados, lo que podemos hacer es relativamente poco”, dijo. Y Kirchner, finalmente, cerró el capítulo de los elogios subiendo aún más la apuesta: “Los hermanos de Brasil se pueden sentir orgullosos del presidente que tienen: a nosotros nos acompañó como un hermano latinoamericano y los argentinos nunca hemos de olvidar la actitud de generosidad que tuvo Lula”.

Ambos mandatarios rubricaron una declaración conjunta, no sin antes acordar que mantendrán reuniones cada seis meses. En el documento conjunto remarcaron “el valor esencial del Mercosur” y hablaron “de la necesidad de continuar trabajando para su consolidación y ampliación, garantizando el beneficio adecuado a todos sus miembros”. También se ratificó el acuerdo entre los ministros de Salud de ambos países para producir vacunas y medicamentos para varias enfermedades, entre ellas el sida.