JULIO GODIO.
“Separar los conflictos”
El conflicto que se ha planteado con los trabajadores de una empresa que terceriza los servicios de seguridad de Metrovías debería ser incluido en una visión más amplia de cierto tipo de conflictos laborales que se vienen desarrollando desde 2005. Habría que recordar la huelga de los trabajadores del Garrahan, el conflicto con el cuerpo de delegados de los subterráneos, la ira de trabajadores que viajaban en tren en la estación Haedo en noviembre de 2005, la protesta de Gándara en enero de 2006 en Chascomús y la huelga, la violenta represión y el asesinato de un policía en Las Heras. En todos estos conflictos existe una exasperación de sectores de trabajadores por salarios y condiciones de trabajo. Ahora bien, esa exasperación no tienen aún canalización político-institucional y ha desembocado en huelgas salvajes y en enfrentamientos cruentos. En todos estos fenómenos, se registra un hecho: los trabajadores salen a ocupar el espacio público en forma muy dura. En el caso de estos trabajadores de la empresa tercerizada de Metrovías, se trata de un movimiento desarrollado al margen y en oposición con las necesidades de transporte de decenas de miles de trabajadores. Esto ha generado un gran malestar en los usuarios y caos en las actividades económicas y estatales. Para evitar que esto ocurra, sería necesario canalizar sistemáticamente sus demandas. En el caso de Metrovías, tienen que tener derecho a su propia organización sindical dentro de la empresa tercerizada y, eventualmente, ser incorporados a la planta. Estos trabajadores están pidiendo ingresar al convenio de la UTA para mejorar sus condiciones de trabajo. Como era previsible, el conflicto se cruzó con otro entre el cuerpo de delegados y el sindicato. Es necesario separar estos fenómenos. Se debe regular claramente a los trabajadores de empresas tercerizadas que tienen derecho a sindicalizarse o a participar en los grandes sindicatos.
* Sociólogo, director del Instituto Mundo del Trabajo.
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ADRIAN GOLDIN *.
“Acá falta un debate”
Aquí hay dos temas. El primero tiene que ver con el contenido de la subcontratación o tercerización. La subcontratación puede tener un objetivo virtuoso cuando la empresa busca mejorar la producción o especializar a sus trabajadores. Pero hay otra subcontratación, que es la que se da generalmente en la Argentina, que tiene que ver con una estrategia de desresponsabilización. En ese caso la tercerización es viciosa, sólo busca abaratar costos. En este caso, como el de Metrovías, creo que el reclamo de los trabajadores es razonable. Ellos piden pertenecer a su empleador real, que no es la empresa subcontratista sino la que de verdad les da trabajo. Ahora, hay otro problema, que es el de los conflictos en un servicio público. Porque, como sucede aquí, no afecta sólo a Metrovías y a la subcontratista sino que suele afectar también a los sectores más postergados que se ven imposibilitados de ir o volver de sus trabajos, lo que plantea una problemática especial. En Argentina falta un debate acerca de lo que debe hacerse en los servicios públicos en caso de conflicto. Se los reglamentó, lo que no me pareció mal, pero sigue faltando una discusión entre las autoridades, las empresas y los gremios sobre el mantenimiento de un servicio público. Porque aun si, por un lado, se entiende la naturaleza del reclamo, eso no obstaculiza que por el otro la sociedad argentina debería regular esos conflictos. Tuvimos una muestra de lo que puede suceder con lo que pasó en el Hospital Garrahan, que fue más grave todavía que esto del subte. Pero también hay que discutir qué se puede hacer en conflictos aéreos, de trenes y demás. Esto no debería manejarse de manera ligera. Acá parece que cualquiera puede hacer cualquier cosa, en cualquier lugar y no pasa nada. La posibilidad de reclamar por unas condiciones dignas de trabajo es un derecho humano como también es un derecho humanos el acceso a los servicios públicos.
* Laboralista, consultor de la OIT.