EL PAíS
La guerrilla del CEMA
Sobre el clima interno en el Banco Central pueden recogerse dos versiones opuestas. Una asegura que el organismo funde a los integrantes de su cúpula en un solo haz, a punto tal de que pronto olvidan su diferente origen. Ejemplo de esta camiseta común sería la simbiosis entre el duhaldista Aldo Pignanelli y el fondomonetarista Mario Blejer. Pero otras fuentes aseguran que el instituto emisor es el escenario de una sorda lucha, en la que los personajes provenientes del CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina) siguen pugnando por retener todo el poder.
El frente de esta supuesta guerra pasaría ahora por la Superintendencia de Entidades Financieras, a cuyo frente fue designado el mediterráneo Felipe Murolo, en reemplazo de Guillermo Lesniewier, alineado éste con Pedro Pou y Roque Fernández, al igual que su vicesuperintendente, Alejandro Henke. El pliego de este último no logró pasar el cendal del Senado, pero lo conseguiría a cambio de mantenerse alejado de la Superintendencia.
Murolo no querría asumir la conducción de ésta si no le permiten contar allí con gerentes y abogados de su confianza, apartando por ende a la estructura armada por Lesniewier. Sin embargo, sentiría que la lucha con el CEMA es desigual, y estos últimos días prefirió faltar con parte de enfermo para tomarse tiempo. Blejer, por su lado, se sustrajo ya de esta controversia al cumplir ayer su última jornada efectiva como presidente. El lunes, tras entregarle a Eduardo Duhalde su renuncia y una carta, volará rumbo a Dubrovnik, para asistir a un seminario que él siempre organizaba para los croatas y en el que ahora participará como invitado.
Quienes subrayan la unidad del directorio, afirman que todos acordaron irse si Roberto Lavagna, tras regresar de Washington, eventualmente agrandado, pretendiera colocar gente suya en la cúpula del BCRA.