La abogada Mirta Mántaras, autora de un libro en el que hizo un análisis jurídico del crimen del soldado Omar Carrasco y de los “bailes” militares, aseguró que ante un caso como el ocurrido en la Escuela de Cadetes de la Policía Federal “es inevitable el daño psicológico de los que sufrieron el esfuerzo físico y mucho más si son personas tan jóvenes”. Al analizar los aspectos jurídicos y administrativos del hecho, sostuvo que “es evidente que hubo una infracción a los reglamentos que merece una sanción disciplinaria. Por ese motivo, los dos involucrados tienen que ser puestos en disponibilidad hasta que se aclare todo lo ocurrido. Esto tendría que terminar en una exoneración, porque lo ocurrido es muy grave”.

Desde un aspecto estrictamente jurídico, Mántaras sostuvo que “lo que hicieron los instructores es absolutamente ilegal porque está en contra de lo que dicen los reglamentos de la Policía Federal. Estoy hablando de lo que dicen los reglamentos, más allá de si se cumplen o no. También hay términos explícitos, en el mismo sentido, que están en el Código de Justicia Militar, por ejemplo, y que hablan del respeto que debe haber en las fuerzas militares, incluyo desde el superior hacia el subordinado. Desde lo teórico, al menos, los reglamentos, sin excepción, mencionan que deben ser sancionados los jefes que no respeten a sus subordinados”.

“Los cadetes no pueden ser sancionados o reconvenidos a través de ningún acto que sea considerado ilegal. Lo que ocurrió es un claro acto de abuso de autoridad y hay que ver si no se cometieron otros delitos, como el de abandono de persona, del que hablan los familiares, porque algunos de los cadetes estaban claramente afectados por el esfuerzo y los oficiales no escucharon sus pedidos de ser asistidos”, explicó Mántaras, que no descartó una causa por lesiones “físicas o psicológicas”.

La abogada de derechos humanos recomendó a los familiares “que tengan en cuenta la posibilidad de abrir juicios penales, porque estas cosas no pueden seguir pasando impunemente. Deben saber que los jefes, en una institución militar o en una fuerza de seguridad, tienen la obligación de dar el ejemplo ante sus subordinados. En todos los reglamentos escritos se dice que los ‘movimientos vivos’, esto que se conoce como ‘baile’, son sólo para desarrollar la destreza, la agilidad, la respuesta rápida ante una orden. Nunca pueden ser como una tortura y que cause daño sobre el físico o la psiquis del subordinado”.