“Los planes, en general, son buenos. Lo importante es no quedarse en el plan sino que se lleve a la práctica. En ese camino, el gobierno porteño debe tener en cuenta que el 2 de marzo comienza a regir el nuevo Código de Tránsito. Aparte de esto, que genera mucha confusión, el plan de seguridad vial se queda en las metas genéricas. Hubiera preferido que defina metas más positivas, al estilo europeo, como incrementar un 10 por ciento el uso del cinturón. Esto permitiría medir la conducta de la sociedad. Uno de los aspectos positivos del proyecto son los beneficios que contempla para los conductores que mantengan su puntaje, como, por ejemplo, el descuento del pago de la patente. Esto incentivará a los conductores a mejorar sus conductas en las calles. El gobierno debería incrementar los controles para que se implementen la reducción del puntaje y la quita del registro para el que pierde todos sus créditos. Sin controles, el proyecto terminará beneficiando a los conductores que violan las leyes de tránsito. Además debería haber una unificación de los centros de información en el país, ya que un automovilista que pierde el registro en la Ciudad puede tramitar otro en la provincia de Buenos Aires o en el interior del país. Por todo esto, la importación de proyectos del exterior debe tener en cuenta las circunstancias nuevas de aplicación para que el conductor no burle la norma.”

* Presidente del Instituto Superior de Estudios Viales