El oficialismo utilizó su mayoría en la Cámara de Diputados para ponerle límite a un debate que no quiso dar pero que no pudo evitar sobre la crítica situación política en Santa Cruz. Con 110 votos a favor, 67 en contra y 21 abstenciones, el Frente para la Victoria rechazó el repudio a la represión de los gendarmes a los docentes santacruceños y defendió en el recinto la actuación de los Grupos Operativos Especiales de la policía santacruceña contra una manifestación de trabajadores municipales de Río Gallegos. El jefe de la bancada oficialista, Agustín Rossi, denunció la “intencionalidad política” del intendente radical Héctor “Pirincho” Roquel, que “dio asueto y facilitó las maquinarias a los manifestantes que querían entrar con ellas en el centro de la ciudad”. La iniciativa fue propuesta por el radical santacruceño, Juan Erwin Bolívar Acuña Kunz, quien criticó al gobierno nacional por la situación en su provincia: “No queremos un nuevo Las Heras. Santa Cruz está gobernada desde la Casa Rosada y de lo que puedan decir Néstor o Cristina”. El arista Eduardo Macaluse responsabilizó al Presidente de manejar la provincia “como dueño de estancia, donde al que se rebela le pega con el rebenque y si no termina estaqueado”. “Lo que no queremos –continuó Macaluse– es que el conflicto se resuelva con represión y que dependa de la puntería de las fuerzas de seguridad, como en Neuquén.”