EL PAíS › OPINION

En contra

 Por Raúl Kollmann

El fallo del caso García Belsunce es polémico, no sólo porque fue por una mayoría dos a uno, sino porque todos los puntos en los que se sustenta son materia de opiniones completamente distintas.

1 Sobre el homicidio: Carrascosa resultó absuelto porque en todo el proceso no le pudieron probar que tuviera un motivo para matar a su esposa, algo que –como señala el juez Rizzi– es de máxima importancia cuando no hay evidencias contundentes sobre quién cometió el asesinato. Tampoco lo han visto jamás con un arma en la mano ni en conflicto con su esposa, ni se lo ha podido ubicar en la escena del crimen. Es más, el doctor Rizzi razona sobre lo que sugirió el fiscal: que la noche anterior hubo una pelea entre Irene Hurtig y MM y que ese conflicto llevó al asesinato. Los tres jueces coinciden en que no hay pruebas de semejante pelea, pero aun así Rizzi se pregunta: “¿Qué evidencia puede existir de que tras esa pelea Carrascosa se puso del lado de su cuñada, contra su esposa, y además coordinaron todo con el cuñado?”. Pero Rizzi plantea, además, todo lo contrario: cita testimonio tras testimonio, incluso de personas que declararon contra la familia García Belsunce, que dan fe de que Carrascosa y MM componían un matrimonio “envidiable”.

2 Carrascosa encubrió porque “instaló la idea del accidente”: La doctora Etcheverry califica de “insostenible” la hipótesis del accidente. El primer médico que llevó debió darse cuenta, el joven estudiante de medicina Diego Piazza también, y lo mismo vale para todo el resto de los familiares. La base de esta óptica es que hubo un médico que sí vio y sí advirtió, Santiago Biassi. Para Rizzi no es para nada creíble su testimonio, al punto de que es absolutamente contradictorio con los de todos los demás, incluyendo el chofer de su ambulancia. Como señala Rizzi, cuando el fiscal llamó a declarar a Biassi, éste se dio cuenta de que algo raro había pasado, y declaró que él avisó que había que llamar a la policía. Eso lo niega su compañero de ambulancia, lo niegan los demás testigos, los otros médicos, la masajista. Es muy posible, casi seguro, que Biassi y los operadores de la empresa de emergencias hayan tenido dudas de lo ocurrido, pero no lo dijeron y, más aún, no hicieron ninguna denuncia.

3 Carrascosa encubrió porque tiraron el pituto al inodoro: La jueza sostiene que obviamente fue una maniobra de ocultamiento, que hasta se juntaron varios en el baño para analizar de qué se trataba. Rizzi tiene la visión opuesta: se encuentran con un pedazo metálico que la mayoría de ellos cree que es algo que dejaron los médicos en sus intentos de reanimación. En ese diálogo en el baño, Horacio García Belsunce (h) dijo: “¿Hay alguno que crea que esto es una bala?”. Y nadie siquiera lo asoció con algo que tuviera que ver con la muerte de MM, que todos creían fue producto de un accidente. Eran los momentos posteriores a que por allí pasaran dos médicos, dos enfermeros y un estudiante de medicina. Como hecho no menor, Rizzi dice que Carrascosa ni siquiera participó en el acto de tirar el pituto al inodoro. Apenas se lo puede acusar de haber dado una opinión.

4 Modificaron la escena, lavaron sangre: La jueza dice que hay algunos indicios de que en un sillón, pegado al baño, había sangre. Y que intencionadamente se limpió. Rizzi, el juez que rechazó el encubrimiento, argumenta: “¿Hubo un lavado parcial de sangre? Porque la realidad es que se encontraron manchas, se hicieron pruebas de ADN. No hay ninguna prueba de que se haya querido lavar nada en forma intencional”, razona.

5 Al fiscal lo engañaron: Los jueces Etcheverry y San Martín dicen que a raíz de las dudas de John Hurtig llamaron, con la asistencia del fiscal Romero Victorica, a la policía y al propio fiscal. Pero que en ese momento ya habían arreglado toda la escena y hasta el cabello de María Marta para que no se notaran los tiros. Y encima, cuando se hizo presente Molina Pico no le dijeron que tenían dudas ni que habían tirado el pituto. Rizzi insiste en que no hay ni una sola prueba de que se haya manipulado el cuerpo. Pero, además, era obligación del fiscal ordenar la autopsia, aunque se tratara de un accidente. De manera que su convocatoria ya significaba un paso hacia la investigación, no hacía tapar las cosas. Si Molina Pico y el comisario Degastaldi se retiraron sin tomar medida alguna, sin notar nada, mucha menos obligación de darse cuenta de lo que había pasado tenía Carrascosa.

6 El club house y las cuestiones horarias: El juez Rizzi hace una descripción imperdible de la lógica del fiscal. Cuenta que, si se toma en cuenta la hipótesis de los horarios de Molina Pico, Bártoli, Hurtig y Carrascosa debieron moverse en sus camionetas de un lado al otro del country en forma continua, algo imposible teniendo en cuenta que alguien los hubiera visto como lo vieron al sospechado vecino Nicolás Pachelo trotando cerca de la escena del crimen.

7 ¿Final?: El fallo de ayer deja el crimen de María Marta García Belsunce al borde de la impunidad. Sin vueltas, los dos jueces que votaron la condena por encubrimiento tácitamente sostienen que el o los asesinos no pueden ser otros que los familiares. Pero no pueden avanzar un milímetro por falta de pruebas. Quedan así casi totalmente cerrados los caminos hacia las demás hipótesis. La lógica indica que deberían asignarse uno o dos fiscales a continuar la pesquisa y tal vez, con nuevos aires, se podría avanzar en la investigación. El fiscal Molina Pico logró, en fallo dividido, un respaldo parcial a sus posiciones. Es posible que haya otros rounds, pero por ahora la impunidad va ganando por puntos.

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