Desde Nueva York

El Ground Zero, el gran espacio que ha quedado en Manhattan donde antes estaban las Torres Gemelas, está rodeado por una valla tras la cual es imposible ver casi nada. Tan sólo emergen numerosas grúas y otras maquinarias de la construcción, algunas de ellas con la marca Skanska. La actividad en toda la zona es febril, nada pareciera indicar que allí se produjo el atentado más grande de la historia.

Pero hay dos lugares, a pocos metros, donde está viva la memoria de la tragedia. Uno de ellos es la Iglesia de San Pablo, en cuyo interior hay un recordatorio con fotografías de las víctimas y restos, mobiliarios, de lo que eran las torres. El otro lugar está en un costado de la iglesia de San Pedro, donde colocaron una gran cruz formada por vigas de acero que fue encontrada entre los escombros tras el atentado.

En ese lugar, la delegación de Familiares y Amigos de las Víctimas de la AMIA, acompañados por el cónsul Héctor Timerman, el embajador José Octavio Bordón, el representante argentino en la ONU, Jorge Argüello, y el ministro de Educación Daniel Filmus, depositaron ayer una ofrenda floral que quedó al pie de la cruz.

En el breve acto, Filmus sostuvo que el esfuerzo del gobierno argentino está puesto en “la memoria y el castigo a los culpables” del atentado a la AMIA. Por su parte, el titular de Familiares, Sergio Burstein, consideró que el presidente Néstor Kirchner había actuado como “un ciudadano con valentía” el martes pasado, cuando en la Asamblea General de la ONU había criticado a Irán por su falta de colaboración con la Justicia argentina en el esclarecimiento del ataque.

En Nueva York no se siente la psicosis de guerra que se vivía en este país en los primeros años tras el atentado. Si embargo, es una sensación latente. El taxista que llevó a los periodistas hasta allí relataba que su hijo había participado en la primera guerra de Irak, como piloto. Y que su hija menor estaba en el cuarto piso de un edificio cercano al Ground Zero cuando chocaron los aviones. “Se salvó por milagro –afirmó–, vivimos tiempos difíciles”.