Aunque parece que en Miami no es tan famoso como en Argentina, el fiscal Thomas Mulvihill –impulsor del juicio estadounidense por la valija de Guido Antonini Wilson– ya tiene experiencia en incomodar a gobiernos extranjeros con sus investigaciones. Así lo revela un artículo de El Nuevo Herald, que cuenta que en 1988 Mulvihill implicó a Cuba en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y con el argumento de que en una grabación se escuchaba a uno de los narcotraficantes decir que “la plata del último cargamento se fue para la gaveta de Fidel”. Más adelante, este fiscal de 57 años se convirtió en jefe de la jefatura de la división criminal de la Fiscalía Federal del sur de la Florida. Siempre investigó casos de lavado, narcotráfico, fraudes bancarios y sobornos. En 2003 el fiscal Marcos Jiménez lo nombró jefe de fiscales adjuntos. Cuando Jiménez renunció, en 2005, pese a que todo el mundo creía que Mulvihill lo reemplazaría, no fue así: el puesto fue para Alexander Acosta, quien había trabajado en el Departamento de Justicia.