ESPECTáCULOS
Lars von Trier, Nicole Kidman y una auténtica ciudad de perros
El director y su estrella presentaron en el Festival de Cannes “Dogville”, que ya es una firme candidata a la Palma de Oro.
La nueva película del danés Lars von Trier, Dogville, una de las más esperadas por la crítica internacional presente en esta edición del Festival de Cannes, se llevó ayer una pequeña ovación tras su presentación ante la prensa. El ganador de la Palma de Oro en Cannes 2000 con Bailarina en la oscuridad, que le valió a la cantante Björk el premio a la mejor actriz, llegó ahora al festival acompañado por su nueva protagonista, Nicole Kidman. La actriz australiana aseguró que la clave de su trabajo es “confiar en los realizadores” y más en un caso como en el de Dogville, considerado como uno de los films más radicales de los veinte que compiten por la Palma de Oro 2003, entre otras razones por haber sido rodado en un espacio cerrado y vacío, sin decorados ni utilería.
La protagonista de Las horas dijo haberse “sentido un poco extraña” al principio del rodaje. “Pero Lars me animaba y me decía que funcionaría”, recordó esta gran admiradora del autor de Contra viento y marea, quien confirmó haber escrito este guión expresamente para ella, tras leer en una entrevista su deseo de trabajar bajo su dirección. En Dogville (literalmente “Ciudad de perros”) interpreta el papel de Grace, una mujer que, huyendo de la mafia, va a parar a un pueblo aislado entre las montañas, cuyos habitantes la protegen a cambio de ciertos servicios, cada vez más exigentes.
El film de Von Trier es, como todos los suyos hasta ahora, una larga reflexión –dura casi tres horas– sobre la culpa, la venganza, los premios y los castigos y la estricta moral religiosa. El objetivo final de Von Trier parece ser desenmascarar la hipocresía que subyace en todos esos conceptos cuando se utilizan de una manera deshumanizada, especialmente en algunos países protestantes. Von Trier dijo en Cannes que fueron dos las cuestiones que lo inspiraron cuando decidió rodar Dogville: “Cuando estuve en Cannes para presentar Bailarina en la oscuridad, los periodistas estadounidenses criticaron el hecho de que yo hiciera una película sobre los Estados Unidos sin haber puesto jamás los pies allí. Eso me irritó porque ellos jamás estuvieron en Casablanca cuando filmaron Casablanca. La crítica me pareció injusta y decidí hacer otros films situados en Estados Unidos”, apostilló. Por otra parte –añadió– “escuché ‘Pirata Jenny’, la canción de la Opera de tres centavos de Bertolt Brecht. Es una canción muy fuerte y el tema de la venganza me gustó mucho”. En cuanto a su modo de trabajar, el realizador danés reconoció que lo hace como en un laboratorio: haciendo pruebas.