ESPECTáCULOS › PAGINA/12 ENTREGA MAÑANA UN VIDEO SOBRE MALVINAS
Ultimas imágenes del fracaso militar
El autor del documental “La guerra de Malvinas”, Román Lejtman, explica cómo la historia se puede ver y rebobinar a la luz de una lectura política. El trabajo tiene material inédito, rescatado de colecciones públicas y privadas.
Por Román Lejtman
Las imágenes conmocionan la memoria, traen recuerdos y confirman el juicio histórico. Allí aparece Leopoldo Fortunato Galtieri con su copa de champagne en la mano, vociferando un discurso que sacudió a la Plaza de Mayo, y que implicó, en definitiva, una carnicería para miles de soldaditos que fueron movilizados a las Islas Malvinas. Pero el general golpista no está solo. Otras imágenes, exclusivas, inéditas, exhiben cómo Galtieri ordena la invasión al sentirse acorralado por la sociedad argentina, que cuarenta y ocho horas antes del 2 de abril de 1982 había ocupado la Plaza de Mayo para exigir paz, pan y trabajo.
No se trata, simplemente, de una lectura política de la historia sino que además la historia se puede ver y rebobinar: la gente gritando, protestando el 30 de marzo de 1982, y después, arrastrada por el inconsciente colectivo y la acción psicológica, cantando el Himno Nacional y gritando ¡Viva la Patria! La historia tiene su contexto, y entonces, los hechos terminan alineados en una crónica del horror, que jamás se podrá olvidar ni perdonar. En 1981, antes de la aventura militar en el Atlántico Sur, Galtieri llega a la Casa Rosada sucediendo a Roberto Viola, que meses atrás había reemplazado a Jorge Rafael Videla, que marchó a los cuarteles de invierno porque su ministro José Alfredo Martínez de Hoz aplicó una receta que hizo añicos a la economía nacional. El documental La Guerra de Malvinas, que Página/12 entregará con su edición de mañana, muestra esta compleja sucesión de intrigas políticas, de rostros crispados, envueltos en un profundo mesianismo que marcó el paso del desfile militar: Videla con su discurso reivindicador del Operativo Independencia, Viola asegurando que Galtieri no está conspirando contra él y, finalmente, el general beodo afirmando que si los ingleses “quieren venir, que vengan. Les presentaremos batalla”.
Este es el punto de inflexión. Las imágenes son contundentes. Y no admiten prueba en contrario. A través de ellas se puede observar la invasión a Malvinas, la sonrisa de los soldados y la inocencia que los llevará a la muerte. Las tropas argentinas no tenían armamento sofisticado, ni comida caliente, ni uniformes abrigados, ni comunicaciones de alta tecnología. Estaban solos, al borde del abismo, conducidos por una dictadura que había decidido fugar hacia delante. Enfrente aparece Margaret Thatcher, respaldada por la Casa Blanca, que en esa época estaba ocupada por el presidente republicano Ronald Reagan. Las imágenes del documental llegaron desde Londres y Washington, son exclusivas y exhiben a la primera ministra como era: letal, pragmática, capaz de hacer acuerdos con Augusto Pinochet y de ordenar el hundimiento del crucero General Belgrano, aunque estuviera navegando fuera de la zona de exclusión.
La ofensiva británica, documentada con material fílmico europeo, lastima el alma y revela la profundidad de la aventura ordenada por Galtieri. Los soldados ingleses tienen armas modernas, uniformes térmicos, comida caliente y el respaldo de los Estados Unidos y la dictadura chilena.
En cuatro horas, la maquinaria bélica británica derrota al torturador Alfredo Astiz, que tenía la misión de defender, con su vida y hasta la última munición, un enclave estratégico argentino en el Atlántico Sur. Astiz se rinde sin disparar, firma la capitulación en un segundo de la historia. El torturador Astiz, frente al documental de Página/12, no tiene defensa ni escapatoria: allí aparece, recostado sobre el texto de la capitulación, firmando con su mirada bovina.
Después, el final. Se libra el combate en Puerto Argentino, y la muerte que sobrevuela las trincheras argentinas. El video demuestra la desproporción entre las ambiciones de la dictadura militar y el ajustado profesionalismo de las tropas inglesas. Al Ejército Argentino se le traban los cañones, los soldados no pueden caminar porque tienen los pies congelados y los planes de defensa exhiben la falta de coordinación entrelas Fuerzas Armadas. Las fuerzas británicas, en cambio, tienen una estrategia de combate, comida caliente y un armamento ajustado al escenario del conflicto. El desenlace era cuestión de tiempo. Y de una decisión política que ya se había asumido en Washington y en el Vaticano.
Mientras las tropas se preparaban para el asalto final, Galtieri recibe a Juan Pablo II en Buenos Aires, que había llegado para negociar la rendición argentina. El Papa cumple su objetivo, y la imagen quedará grabada para siempre: mientras se despide en Ezeiza, con un discurso acorde a las circunstancias, aparece detrás de él, en un segundo plano y vestido de negro, el general Galtieri. El dictador que había condenado a la muerte a cientos de soldados argentinos, y que estaba por ser desalojado de la Casa Rosada, adonde tenía previsto permanecer hasta 1989. La rendición conmociona el alma. El documental muestra las fosas comunes, los heridos en el combate, los prisiones de guerra, la represión en la Plaza de Mayo cuando se conoció que se había perdido y la visita de Margaret Thatcher a las Islas Malvinas, tiempo después de haber anunciado al mundo que, para ellos, volvían a llamarse Falklands Island.
En particular, hay una imagen que hiere como una puñalada: se observa a la premier británica disparando un cañón y sonriendo a la cámara, displicente, segura, triunfante. Esa imagen y la victoria en Malvinas lograron que ganara las elecciones y permaneciera en el poder hasta 1987. Para Thatcher, la guerra en el Atlántico Sur implicó su sobrevivencia en el poder inglés.
Al final, el general Reynaldo Bignone acuerda una retirada ordenada con Raúl Alfonsín, que asume como presidente el 10 de diciembre de 1983. Murieron cientos de soldados, los responsables de la derrota fueron indultados por Carlos Menem y las Islas Malvinas aún continúan en poder de Inglaterra. Mañana se cumplen 20 años de la tragedia, de una aventura militar que aún conmociona.