ESPECTáCULOS › EMPEZO EL CICLO “ALTERNATIVA MUSICAL ARGENTINA”
¿Qué más hacer, si no cantar?
Peteco Carabajal, Horacio Fontova y Jorge Fandermole inauguraron en Paraná un encuentro que se hizo leyenda en los ‘80, y que en 2001 apunta a reconstruir el espíritu de autogestión en medio de la crisis.
Por Karina Micheletto
Desde Paraná
”Allá por 1983, cuando agonizaba la dictadura y en los albores de la democracia recuperada, comenzaba a gestarse un espacio guiado por el espíritu de autogestación, por el que pasaron Cuchi Leguizamón, Dino Saluzzi, Manolo Juárez, Jorge Cumbo, Bernardo Baraj y Lito Vitale, entre otros tantos destacados. Ya han transcurrido más de 600 representaciones en diferentes puntos del país. Hoy nos volvemos a encontar muchos. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, pero igual insistimos hoy. Creemos que es posible aún, y en esa tarea nos encontramos.”
Con estas palabras –casi una declaración de principios– comenzó el sábado pasado en la ciudad de Paraná la reedición de “Aternativa Musical Argentina” (A.M.A.), el mítico ciclo que durante los ochenta fundó un circuito de creación y difusión para muchos músicos argentinos, a través de la autogestión de propuestas musicales que renovaron la música popular, y que hoy, crisis de por medio, resurge con los mismos objetivos: saltar el acotadísimo cerco del mercado discográfico actual, imponiendo otra lógica a la producción y difusión de la música popular argentina.
Jorge Fandermole, Horacio Fontova y Peteco Carabajal fueron los encargados de dar el puntapié inicial de esta nueva A.M.A. en el teatro municipal Tres de Febrero, ante ochocientas personas que llenaron el bellísimo teatro paranaense, con tres propuestas musicales diferentes que se unieron, durante más de tres horas, en una noche de fiesta: la intacta capacidad de creación y de registro de Fandermole, autor de muchos de los temas “que sabemos todos”, como Era en abril y Canción del pinar, la realidad crudamente retratada por el humor de Fontova, y el momento caliente de la mano del chacarerazo santiagueño de Carabajal.
Fandermole, acompañado por Carabajal, comenzó su set con un tema caro a los sentimientos de los entrerrianos: “Río marrón”. El cantautor “rosarino por adopción”, como prefiere presentarse, siguió con temas de su autoría como “Solo”, “Cuando”, “Corazón de luz y sombra”, “Sueñero”, y “Canto versos”, la canción cuya letra da nombre al último disco de Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto, y que habla de una postura compartida frente a los tiempos que corren: Qué más hacer en esta tierra incendiada si no cantar.
Fontova, acompañado por José María Ríos en bajo, anunció que su show se llamaría “Negro, el fracaso de Baigón”: “Negro, porque es lo que estamos viviendo, y el resto, porque está a la vista que no se pudo hacer mucho con las cucarachas”, explicó el músico. Le siguieron una serie de temas presentados con nombres y autores desopilantes (uno escrito por “el francés Abraham Brenó, el favorito de Remes Lenicov, ‘Animal tierno y fácil es el hombre’”, otro de María Julia Alsogaray, “autora del hit ‘Solo le pido a Dior’”, un valsesito de Fernando de la Rúa, “que fue un gran hippie, y empezó a hacer música por influencia del gran amor de su vida, Nelly Raymond, juntos eran tremendos practicantes del jet fucking con snorkel”, fue lanzando). En rigor, arrancó con el blues “Adónde van”, siguió con temas nuevos entre los que incluyó uno dedicado al dentista Barreda y pasó por los actualísimos “Sacá la mano de la lata”, “Los argentinos” y “Me tenés podrido” (“Lo compuse en el 81 en presencia de la lacra aquella, y hoy tengo que volver a hacerlo”, explicó). El cierre de su parte fue con “Vamos a la zafra”, acompañado por Carabajal.
Por último, Peteco, junto a Demi Carabajal en batería, Juan Antuz en bajo y guitarra y Juan Martín Medina en vientos, presentó los temas de Arde la vida, su último disco, a los que se sumaron clásicos como “Volveré a Salavina”, “Para los ojos más bellos”, “La Estrella Azul”, “Entre a mi pago sin golpear” y “Puente Carretero”. Como es habitual en los shows del santiagueño, el escenario se transformó en una zapada colectiva cuando invitó al público a hacerse cargo de los distintos instrumentos y a bailar con él la chacarera “Hermano Kakuy”. Con todos los músicos en el escenario, la A.M.A. 2002 cerró con “Digo la mazmorra”, los versos delpoeta punteño Antonio Esteban Agüero que se convirtieron en una de las banderas de la MPA de los 80, aquella formación que integraba Carabajal con el Chango Farías Gómez, el Mono Izaurralde, Verónica Condomí y el desaparecido Jacinto Piedra, cuyo espíritu pareció estar presente en ese momento. Muy cerquita de ese río marrón que afuera seguía dictando la realidad de una ciudad que detenta el tercer lugar en el índice de desocupación y de un país que expulsa y arrasa, y que durante unas horas mágicas, remontando tiempo atrás, volvió a ser el epicentro de una apuesta a torcer un rumbo que se vislumbra negro.