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Desde hace ocho años existe en el cable un programa dedicado a repasar la historia del deporte nacional e internacional, con una constante búsqueda de la grabación televisiva encontrada, aquel videotape que haya capturado imágenes inolvidables y, en la mayoría de los casos, permanece olvidado en algún archivo, en riesgo de desaparecer. Deteniéndose en viejas hazañas deportivas alcanzadas por algún equipo de fútbol, o en ídolos que marcaron a fuego la historia de sus actividades (Monzón, Fangio, Ayrton Senna y otros tantos), “Campañas” se presenta como un completo archivo audiovisual puesto al alcance del televidente. El ciclo ideado y conducido por el periodista Gonzalo Bonadeo –un incansable recopilador de imágenes de archivo– comenzó ayer su novena temporada al aire. El programa, que comenzó el 3 de setiembre de 1994, volvió a la pantalla de la señal TyC Sports con un especial dedicado a Quilmes campeón del torneo Metropolitano de fútbol 1978. El próximo miércoles, a las 22, se transmitirá la segunda parte de este programa, con imágenes inéditas de la que fue la única consagración en el fútbol grande del equipo del sur del Gran Buenos Aires.
Aunque el ciclo no sufrirá modificaciones relevantes en cuanto a sus contenidos, la estructura de “Campañas” tendrá algunas novedades, acordes al estilo periodístico que pretende su mentor y conductor. “La idea para este año es tratar de pulir un poco el contexto no deportivo de las imágenes”, explica Bonadeo en diálogo con Página/12. “Si bien la contextualización es básicamente socio-política, introduciremos cosas referidas a la música o a la cultura de cada época, que nos interesan reflejar. Y además haremos programas temáticos con los protagonistas en el piso. El objetivo es que haya una carga mucho más testimonial, por fuera del juego en sí”, agrega.
–¿Cree que el deporte refleja las sociedades y el contexto histórico del momento en que se practica?
–Sí, porque las imágenes deportivas van más allá del espectáculo en sí, muestran otras cosas. Se puede ver cómo iba vestida la gente a los estadios, cómo reaccionaban en las diferentes épocas. La época de la dictadura es un reflejo muy fuerte de la labor de algunos periodistas a través del léxico que utilizaban o la solemnidad y la entrega con la que entrevistaban a los dictadores. Son momentos que tienen una carga psicológica muy fuerte para mi generación y son iconos reveladores para las nuevas generaciones. Como el partido Polonia-Argentina, que fue la primera transmisión después del golpe del ‘76 que no era marcha militar o comunicado. A mí me critican porque mezclo lo deportivo con lo político-social, pero creo que en el material introspectivo la asociación sirve para entender muchas cosas. ¿Cómo mostrar las imágenes del Mundial de Fútbol de 1978 sin contar lo que ocurría en el país por aquellos años? La historia es así. No todo es blanco o negro. Hay lugares grises.
–¿Le cuesta conseguir imágenes de archivo?
–Conseguimos más material del imaginado. Es mentira que se haya hecho mierda todo en la TV argentina. Ni los milicos ni los radicales ni los peronistas quemaron todo. Han quedado cosas, pero muchas se las han robado y están repartidas en varias manos. Es una falta de respeto que me hayan vendido el archivo de deportes del noticiero de Canal 11 desde ‘62 hasta el ‘80. ¿Cómo puede ser que hayan entregado ese material sin haber hecho una copia? Un disparate que explica la poca bola que se le da a nuestro pasado. Pero también sé que hay miles de horas de nuestra historia en el archivo de Canal 7 esperando a que se las coman las ratas o que haya una tormenta y se pudran. Yo vendo material original al exterior. Entonces, si lo hago sin ninguna promoción, ¿por qué el Archivo General de la Nación, el Museo del Cine o Canal 7 no tienen armada una estructura y se convierten en una ventanilla mediante la cual ingresaría dinero?
–“Campañas”, desde el deporte, apunta a realzar la memoria. ¿Es difícil combatir el olvido en un país como la Argentina?
–Es complicado. En Australia, por ejemplo, la búsqueda de material de archivo no sería tan traumático porque hay plena conciencia sobre lo histórico. Los australianos tuvieron el criterio de guardar las cosas. Para ellos, esas imágenes valen en honor a los tipos que fueron grandes en el pasado. O hijos de puta. En ese sentido, en la Argentina no se respeta ni el trabajo que lleva rescatar la memoria audiovisual del país ni el valor histórico que tienen las imágenes del pasado, lo necesarias que son.