ESPECTáCULOS
Según pasan los años
Entre el pelo ensortijado y su ropa de skater adolescente, los años parecieran no correr para Gillespi. “Aunque tengo 39 años, yo me sigo considerando un pendejo”, dice. Sin embargo, el humorista reconoce que el paso de los años influye cada vez más en su verborragia. “Lo que me están dando los años es una cierta conciencia del trabajo, de la responsabilidad. Antes abría la boca y decía cualquier cosa y no me importaba nada. Todo el mundo se reía de cualquier cosa que dijera, tipo película de Peter Sellers. En cambio, ahora, el transcurrir de los años me hizo cambiar: empecé a conocer a los oyentes, que comenzaron a tener rostros y nombres, y me empecé a sentir un poco más responsable. El conocimiento del público te presiona e inhibe, como la presencia de tus parientes. El desconocer a los que están del otro lado te da cierta impunidad y te desinhibe. Por ejemplo, el otro día mi vieja, que escucha el programa de la Rock & Pop porque sufre de insomnio, me retó porque había puteado al aire. Entonces, ahora, cada vez que voy a decir una puteada se me cruza la cara de mi vieja en mi cabeza.”