PSICOLOGíA › LOS DERECHOS HUMANOS Y LA DESMANICOMIALIZACION
“Una boca grande que te traga”
Por el Frente de Artistas del Borda
Luis Parente, un tallerista del Frente de Artistas del Borda, siempre decía que la entrada al Borda “es como una boca grande que te traga”.
Por eso la lucha es desde la panza del monstruo hacia afuera, con talleristas y coordinadores generando espacios de libertad y organización, contra la enfermedad institucional-manicomio (lugar donde se violentan todos los derechos humanos).
El arte es una herramienta desmanicomializadora. Por el arte, desde distintos saberes y experiencias, confluimos en una práctica transformadora de la salud mental hacia la desmanicomialización, lucha que desde hace muchos años recorremos junto a otros grupos dentro y fuera del hospital.
El Frente de Artistas del Borda es una agrupación que, desde hace 19 años, desarrolla actividades a través del arte, creando espacios para encontrar propuestas superadoras, transformadoras y revolucionarias en el campo de la salud mental.
Para nosotros desmanicomializar es desestructurar el sistema manicomial, hacia una nueva forma de atención de la salud mental.
Desmanicomializar no es cerrar el Hospital Público; no es dejar en la calle a las personas internadas; no es dejar a los trabajadores de la salud sin sus puestos de trabajo; no es privatizar la atención de la salud pública; no es sobremedicar; no es encerrar; no es segregar; no es ejercer violencia física, psíquica ni química; no es depositar a las personas; no es abandonar ni desamparar; no es judicializar la internación.
Desmanicomializar es dignificar la atención de la salud mental; es transformar el vínculo entre el profesional y la persona internada; es implementar internaciones cortas en hospitales generales o centros de salud mental; es dignificar el trabajo de todos los trabajadores del hospital; es procurar la atención ambulatoria, domiciliaria; es recuperar los lazos familiares y sociales de los internados; es garantizar la vivienda (propia y/o familiar o a través de hogares sustitutos, casas de medio camino, cooperativas de viviendas u otras alternativas, etcétera); es garantizar el trabajo de los internados (mantenimiento de la relación laboral; creación de cooperativas, bolsas de trabajo, microemprendimientos y otros); es mejorar la utilización y distribución de los recursos económicos; es brindar más información, apoyo y contención a las familias; es convertir el “manicomio” en un hospital general con un área de salud mental; es buscar nuevas alternativas de tratamiento; es ejercer el derecho a consensuar un tratamiento adecuado.