SOCIEDAD

El Instituto del Agua advierte que en Santa Fe todo puede repetirse

El ente nacional alertó que el estado del Salado “está lejos de haberse normalizado”. Hay obras que siguen sin hacerse. Hoy habrá actos para conmemorar el aniversario de la inundación.

 Por Carlos Rodríguez

El estado actual de la baja cuenca del Salado “está lejos de haberse normalizado y constituye una condición antecedente grave frente a nuevos eventos de precipitación intensa, cuya probabilidad, si bien baja, no es despreciable hoy”, advirtió el Instituto Nacional del Agua (INA), en un informe presentado a fines de marzo en Buenos Aires. El organismo nacional, que hizo recomendaciones similares nunca escuchadas por el gobierno de Santa Fe en los meses previos a la gran inundación –de la que hoy se cumple un año–, anticipó que las lluvias en la región “serían del orden de lo normal durante el próximo trimestre”. A pesar de ello, “no se espera una mejora sustancial de la condición hidrológica” en el invierno, cuando “la evapotranspiración es mínima”. Esto significa, según el informe del INA al que tuvo acceso Página/12, que “no debe descuidarse la evolución posible de las precipitaciones, especialmente a principios de la primavera”. Ante tal situación, el INA recomendó tomar en forma inmediata una serie de medidas preventivas. Hoy, a 12 meses de la tragedia, todavía no se terminó de construir la defensa noroeste, hueco por el cual se introdujo el agua que arrasó media ciudad y provocó 23 muertes en el acto y otras 44 como “secuelas de la inundación”.
La defensa noroeste, que cuando se produjo la inundación tenía abierta una brecha de apenas 1600 metros, en la zona del Hipódromo, será extendida ahora hasta más allá de Recreo. La obra, que ya fue licitada, tiene una extensión proyectada de unos 19 kilómetros y apunta a proteger también a las ciudades de Recreo y Esperanza. Mientras continúan sin realizarse las obras sugeridas tanto por el INA como por expertos de la Universidad Nacional del Litoral, hoy, desde las 18, se realizará un acto recordatorio de la tragedia organizado por las entidades que representan a los 130 mil afectados, muchos de los cuales todavía no cobraron ningún tipo de indemnización por las pérdidas sufridas.
La concentración principal se hará en la Plaza de Mayo, frente a la sede de la Gobernación, donde el mandatario Jorge Obeid montó inusuales medidas de seguridad, como la instalación de un vallado metálico de 100 metros de largo, amurado con cemento a la vereda del paseo público. El arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, también convocó a un acto, en el barrio de La Florida, mientras que a nivel oficial lo único que se resolvió es mantener izadas a media asta las banderas en la Cámara de Senadores y en todas las dependencias de la Municipalidad de Santa Fe.
En un extenso informe, de más de 60 carillas, el INA sostuvo que “como paso casi inmediato se impone la implementación y operación de un sistema de alerta hidrológico a tiempo real para la cuenca del río Salado”. Hasta fines de la década del ochenta el río contaba con cinco estaciones hidrométricas y también se llevaban registros de sus tres principales afluentes, los arroyos Las Conchas, San Antonio y Cululú. Hoy apenas siguen en pie dos de las estaciones. Otras recomendaciones urgentes son las de “actualizar o elaborar (para las zonas que no las dispongan) la cartografía de áreas de riesgo por inundación” y desarrollar “planes de contingencia para zonas rurales y urbanas” que permitan la rápida evacuación de los afectados, en caso de ser superadas las defensas.
Para el INA, es necesario pasar de la “cultura de reacción” frente al hecho consumado a “una cultura de prevención, basada en la educación y participación de la población”. El organismo recordó que desde hace 10 años el gobierno provincial disponía de “cartas de riesgo hídrico en la trama urbana que mostraban claramente las áreas potencialmente inundables”. Además, hace 25 años se había alertado sobre la necesidad de modificar la traza del puente sobre la autopista Santa Fe-Rosario. El informe del INA, que podría ser incorporado a la causa penal en la que se investigan las causas y los responsables políticos del desastre, recordó que la crecida del Salado, en abril de 2003, comenzó a gestarse durante la primavera del año anterior. Por ese motivo advirtió sobre la necesidad de tomar recaudos antes de setiembre próximo.
El pico máximo de la crecida llegó a los cuatro mil metros cúbicos por segundo, superando todas las marcas históricas. El INA resaltó que hay que tener en cuenta los datos –también recibidos antes del desastre– que aporta la tecnología satelital, que demostró ser una “herramienta eficaz de alerta temprano para el monitoreo”. El organismo propició “hacer un uso integral de la información disponible” para realizar “un monitoreo en tiempo real de los eventos de inundación en áreas de llanura”. También se insistió en que “resulta imperioso a futuro la revisión de los parámetros de diseño de todas las obras existentes y proyectadas” para “conocer el nivel de riesgo al que se encuentran sujetas” las zonas en peligro “a la luz de los nuevos escenarios hídricos y las modificaciones en la cuenca” producidas como consecuencia de la gran inundación.

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