Sábado, 12 de julio de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › UN GRUPO DE VECINOS DE LA VILLA 20 INTENTó OCUPAR VIVIENDAS ADJUDICADAS A OTRAS FAMILIAS SIN RECURSOS
Las viviendas nuevas estaban ahí, frente a la Villa 20, en Cruz y Pola, Villa Lugano. El intento de ocupación se inició el jueves a la noche. La policía los desalojó con gases y detuvo a cinco personas. Anoche seguía la tensión en el barrio.
Por Pedro Lipcovich
“‘Ese lugar, algún lugar va a ser tuyo; todavía no pero dentro de un tiempo, un año’: si nos dijeran eso y lo cumplieran, no pasarían estas cosas.” La fórmula fue enunciada por una de las mujeres de la Villa 20 que, en la tarde de ayer, con sus pequeños hijos, permanecían ante el complejo de 128 departamentos a estrenar, construidos por el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) a una cuadra de esa villa y adjudicados a otros beneficiarios. En la noche del jueves, más de 30 familias habían intentado ocupar los departamentos y “unos patoteros” –según los caracterizaron las mujeres de la Villa 20– habían apedreado vidrios y causado algunos destrozos; la policía arrojó gases, tiró con balas de goma y detuvo a cinco. Los departamentos, casi terminados y desocupados desde hacía meses, eran “una tentación irresistible”, según una trabajadora social de la zona. Ayer algunos de los adjudicatarios –procedentes de la villa “La Dulce”– fueron llevados de apuro, con lo puesto, a ocupar las viviendas; “Mire a lo que tenemos que llegar la gente pobre...”, dijo una de las adjudicatarias.
Eran unas 20 mujeres, en Avenida Cruz y Pola, y todas querían darle sus nombres y apellidos al cronista, como si la inscripción en el papel del diario fuese un pasito hacia la inscripción en el orden de los que tienen un lugar para vivir. Porque “en una pieza de tres por tres, somos cinco: los tres chicos, mi marido y yo; los chicos duermen todos en una cucheta arriba de nuestra cama, el otro día la nena se cayó desde arriba y se hizo un moretón: tiene siete años, va a segundo grado”; porque “los dueños nos cobran 350 pesos por vivir en una pieza, tenemos que compartir el baño con seis familias”; porque “en otras piezas se emborrachan, ponen la radio fuerte, mi nene no puede dormir”; porque “se corta la luz a cada momento y a los chicos, con bronquiolitis, no los podemos nebulizar”; porque “las piezas no tienen piso y tienen humedad, toda la ropa se pone húmeda”. Se llaman Janeth Vega, Lidia Chipana, Anahí Rodríguez, Claudia Montes Aguilar, Rocío Churamontes y su hermana Claudia, Andrea Aldunate, Daisy Gutiérrez, y hay muchas más.
Estaban solas en la tarde, separadas de los 128 departamentos de la Unidad 7 Parque de la Victoria, del IVC, por un alambrado y dos docenas de policías armados. Sus esposos estaban trabajando, varios de ellos en talleres de costura: “Con los mil o mil doscientos pesos que gana mi marido, no podemos pagar más que la comida y la pieza; pero con la plata que gastamos en la pieza podríamos pagar una cuota”. Ellas no trabajan, se disculpan, porque “los chicos no pueden quedarse solos en la pieza”. Y, claro, con los departamentos nuevos a una cuadra, “nos da bronca que venga otra gente”; “Quieren meter gente de otras villas, cómo lo vamos a permitir si es acá mismo, tendríamos que estar nosotros”. Y también porque “el año pasado el IVC vino a censar y nos prometieron viviendas dignas”, y entonces la señora Chipana dijo la frase que encabeza esta nota.
A partir de las diez de la noche del jueves, unas 30 familias de la Villa 20 habían intentado ocupar departamentos, y “unos patoteros que hay en la villa” –definían ayer las mujeres– habían roto vidrios y puertas a pedradas. Efectivos de las comisarías 52 y 38, la Guardia de Infantería, un carro hidrante y un helicóptero con reflector respondieron con balas de goma y gases lacrimógenos. A las cuatro de la mañana, el juez contravencional Gabriel Vega ordenó “el urgente desalojo del predio”. Las corridas continuaron hasta la madrugada y la policía se llevó cinco detenidos –uno de ellos menor de edad–, que en la tarde de ayer estaban siendo liberados. Un agente policial resultó herido y fue trasladado al hospital Churruca. La circulación del Premetro se interrumpió hasta pasado el mediodía de ayer.
El IVC comunicó que las viviendas “estaban siendo entregadas por determinación de la Justicia a los adjudicatarios en el tiempo convenido” y que “mientras se estaban mudando sus legítimos poseedores, el predio fue usurpado por pobladores que no sólo tomaron las viviendas sino que realizaron destrozos”, y anticipó que “se seguirá con el cronograma pautado oportunamente”. En la tarde de ayer, en la vereda de la calle Pola, humeaban todavía un único neumático y un poco de basura.
Bordeando el alambrado por avenida Cruz y cruzando las vías del Premetro, se llega al complejo de viviendas Parque de la Victoria. Exteriormente las viviendas están terminadas pero el cerco perimetral es precario y todavía hay un obrador.
“Nos rompieron las puertas, nos rompieron todo... No tenían que hacer eso, si somos todos pobres”, dijo Lorena, que prefirió no dar su apellido y es una de las adjudicatarias que ayer el gobierno de la ciudad trasladó de apuro a las viviendas. “Mire a lo que tenemos que llegar la gente pobre... Pero estos departamentos tenían que estar terminados hace tres años”, comentó y contó que “somos de villa La Dulce”, a donde habían llegado hace ocho años porque “compramos un terrenito, lo pagamos, pero era una estafa” (ver recuadro). Eso sí, “lo que no queríamos era que viniera a vivir acá gente de la Villa 31 de Retiro”.
Valeria Durán y Néstor Flores se habían mudado el lunes a su departamento adjudicado en Parque de la Victoria: “Menos mal que vinimos porque, si no, se metían. Dicen que esta noche van a querer meterse de nuevo y tenemos miedo por los chicos, que rompan vidrios y los lastimen”.
Lorena, entre tanto, trataba de conseguir ropita para su beba porque, para que no le ocuparan la vivienda, había llegado de apuro, con lo puesto, como una refugiada en su nueva casa.
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