SOCIEDAD › UN ARGENTINO MURIó PICADO POR UNA MEDUSA EN NUEVA YORK

Muerte en el triatlón

Es cierto que para soportar la idea de la muerte, ese lugar común de todos los seres vivos, se hace necesario olvidarla, suponerla imprevisible. Pero hay casos en que esa lógica se trastrueca, desacomoda. Ocurre cuando se la supone absurda. Parece haber sido el caso de Esteban Neira, un atleta amateur argentino, de 32 años, que encontró la muerte mientras participaba del Triatlón de Nueva York, cuando cruzaba con otros tres mil atletas el río Hudson. Aunque se aguardan los peritajes forenses, todo está encaminado a creer que murió pinchado con el aguijón de los tentáculos de una medusa, en estos lares conocida como aguaviva. La Cancillería argentina aguardaba el informe de la Justicia estadounidense para luego repatriar el cuerpo y entregarlo a sus familiares.

La octava edición del Triatlón de Nueva York debía cumplirse en sus tres fases: 1500 metros a nado en el río Hudson, inmediatamente seguidos por un trecho de 40 kilómetros pedaleando bicicleta, y 10 kilómetros de carrera que finalizaban en el Central Park. Para esta versión del TNY se habían anotado alrededor de tres mil atletas, de los cuales unos 40 formaban parte de la categoría profesional y partían antes que el resto.

A eso de las 8 de la mañana del domingo, Neira se lanzó al agua con el resto, con los aficionados, dentro del grupo de entre 30 y 34 años. La temperatura había alcanzado a esa hora los 27 grados; el día se presentaba muy húmedo y agobiante. Los organizadores habían dado algunas instrucciones sanitarias a los competidores. Las pulsaciones, cómo actuar frente al calor, las deshidrataciones, la falta de aire. Lo que no se había previsto, según se oyeron quejas más tarde, fue lo de las medusas, jellyfish las llaman ellos, y que no son otra cosa que las conocidas aguavivas de las costas argentinas.

Neira llevaba las tres cuartas partes del recorrido a nado cuando empezaron sus problemas, según refirieron otros nadadores que pasaron a su lado. Alrededor de los nadadores había suficientes lanchas de auxilio con médicos a bordo, según sostuvo Bill Burke, director del TNY. Apenas lo señalaron otros nadadores, Neira fue asistido por uno de los lanchones y atendido por los médicos. Quince minutos después, era transportado en ambulancia hacia el hospital. Llegó inconsciente y murió. Oficialmente no hubo información. Todos aguardaban el informe de los forenses. De todos modos, la queja de varios competidores se hizo escuchar. Las jellyfish pululaban bajo el agua. “Nadie nos avisó –dijo Charlie Brexel– que había medusas. No me hubiera metido al agua.”

“Todos hablaban de las medusas después de la carrera –dijo Charlie Redmond al New York Times–. Me picó en medio de la cara.” “Yo entré en pánico”, aseguró al mismo medio Jennifer Shipley que, al parecer, también fue víctima de una jellyfish. Por su lado, el cónsul en Nueva York, Alejandro Bértolo, aguardaba la información oficial y pidió “discreción por respeto a la familia”. “No tenemos más datos, por lo que entendemos había medusas en el agua en ese momento y varias personas recibieron picaduras de medusas. Pero no podemos decir que ésta es la causa de la muerte”. Las medusas o aguavivas llevan en su cuerpo infinidad de tentáculos aguijones que portan un veneno con el que atrapan a sus presas. Una picadura de medusa puede generar una reacción alérgica, dificultades para respirar, y, en casos muy raros, puede provocar la muerte.

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La Cancillería aguardaba el informe que determinaría la causa.
 
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