Tres asaltos ocurridos ayer en el partido de San Isidro, en uno de los cuales fue asesinado un ingeniero de 46 años y herido de gravedad su hijo de 17 años, hicieron que el intendente local, Gustavo Posse, anunciara que hoy se declarará el “estado de emergencia” en su jurisdicción “por razones de seguridad”, además de decretarse un duelo por 48 horas. En uno de los hechos murió el ingeniero Ricardo Miguel Barrenechea y fue herido su hijo Tomás, mientras que en otro salieron lesionados –los dos a balazos–, el propietario de una vivienda ubicada en las Barrancas de San Isidro, el comerciante Germán García, de 71 años, y la mucama de la casa, Margarita Vera, de 27. Lo curioso de este caso fue que al hombre lo hirieron los ladrones, mientras que a la empleada la baleó el dueño de casa, en su intento por repeler la agresión que había sufrido durante el intento de robo. Dos de los sucesos ocurrieron ayer por la mañana, entre las 7 y las 8, en dos casas ubicadas a sólo treinta cuadras de distancia.

El intendente Gustavo Posse dijo que hoy el Concejo Deliberante de San Isidro aprobará el “estado de emergencia en materia de seguridad” en el partido. El jefe comunal se manifestó sorprendido por la “inusitada violencia” de los ladrones que asesinaron el ingeniero Barrenechea. En cuanto al significado del estado de emergencia, sostuvo que lo que se busca es “articular políticas de conjunto con el resto de los distritos del área metropolitana que pasan por situaciones similares, para poder defender a los vecinos”. Dijo que se declaró el duelo por la muerte del ingeniero Barrenechea, y que el municipio adhiere a los actos de homenaje que se harán en el Colegio Marín, a donde concurrió la víctima y a donde concurre su hijo de 17 años, que resultó herido en el robo.

“Debemos exhibir nuestra vergüenza propia y ajena respecto de lo que se está viviendo en toda el área metropolitana” con la seguidilla de robos, sostuvo Posse, quien reclamó al Ministerio de Justicia de la Nación que los efectivos de la Gendarmería Nacional retomen sus tareas de prevención y custodia perimetral de la villa La Cava, porque esa tarea “consume personal policial de la zona”. Posse sostuvo que esa zona del partido, aunque no se ha determinado fehacientemente que hubiera sido utilizada en los asaltos de ayer, “sirve de ‘aguantadero’ para algunos delincuentes”.

El crimen del ingeniero Barrenechea ocurrió a las 7 de la mañana en la casa ubicada en Perú 725, de la localidad de Acassuso, a metros de la avenida del Libertador. La vivienda es lindera al edificio del Banco Río en el que se registró un cinematográfico asalto en enero del 2006. El jefe Departamental de San Isidro, Adrián Luongo, informó que varios delincuentes ingresaron a la vivienda donde dormían el dueño de casa, su esposa y sus cuatro hijos. Se cree que los delincuentes entraron por la puerta principal, luego de saltar una reja.

La policía investiga si los ladrones, para entrar a la casa, usaron una copia de las llaves, si destrabaron el pestillo de la puerta mediante una tarjeta plástica o si contaron con la ayuda de alguna persona que les facilitó el paso. “Una vez dentro, los asaltantes sorprendieron a la empleada doméstica y se dirigieron a la planta alta, donde se hallaba descansando el ingeniero con su esposa y sus hijos”, dijo el subsecretario de Investigaciones del Ministerio de Seguridad bonaerense, Paul Starc. Agregó que los asaltantes “estaban muy nerviosos” y que exigían la entrega de dinero, de objetos de valor y de alhajas.

“Cada vez pedían más cosas y es posible que en algún momento la víctima se haya resistido, lo que ocasionó la tragedia.” A Barrenechea lo mataron de un disparo en el pecho. El hijo mayor del matrimonio, de 17 años, recibió un balazo en una axila. Sufrió una herida de gravedad. Primero lo asistieron en el Hospital Central de San Isidro y luego fue llevado a una clínica privada. Los asaltantes escaparon. Starc dijo que “eran tres o cuatro muchachos de 17 o 18 años que huyeron en un auto que está identificado gracias al aporte de testigos”.

El otro caso ocurrió poco antes de las 8, en una vivienda ubicada en Cardenal Santiago Copello 142, en las Barrancas de San Isidro, a unas 30 cuadras de la casa de los Barrenechea. Allí estaban el comerciante Germán García (71); su esposa, Mirta Coliccoio (70), y la mucama Margarita Vera (27). Entraron tres hombres armados que sorprendieron a la esposa de García en uno de los baños. La amenazaron y la mujer comenzó a gritar, por lo que su esposo, que estaba en otro de los baños, corrió a socorrerla.

Las tres víctimas fueron encerradas en una habitación, pero García se negó a entregar dinero y otros valores. Los ladrones se enfurecieron y uno de ellos disparó dos veces contra el propietario de la casa. A pesar de estar herido en la tetilla izquierda y en el brazo del mismo lado, García pudo agarrar un arma que guardaba en su habitación y efectuó dos disparos. Uno de los proyectiles pegó en una pared y el otro le dio en el mentón a la empleada doméstica. Los tres ladrones se fueron sin robar nada y los dos heridos fueron llevados al Hospital Central de San Isidro.

“Por el momento, no se pueden vincular ambos hechos, pero tampoco lo descartamos”, dijo a la prensa la inspectora Graciela Cunial, subjefa de la DDI San Isidro. En los dos casos, se secuestraron varias vainas servidas correspondientes a pistolas calibre 45. El tercer caso ocurrió en Neuquén 50, donde tres ladrones se llevaron dinero y valores en casa de una familia que tiene cinco hijos. Anoche se realizó un gran operativo en la villa La Cava, porque se sospechaba que allí podrían estar refugiados algunos de los delincuentes que protagonizaron el asalto en el que murió el ingeniero Barrenechea.