SOCIEDAD › HAY DATOS DEL AUTO DEL FRANCOTIRADOR DE WASHINGTON
Primeras pistas del terror
El francotirador cobró su novena víctima fatal: era una mujer del FBI. Tras el disparo, algunos testigos vieron la furgoneta y, por primera vez, su patente. Pero el asesino igual escapó.
Por Enric González *
Desde Washington
El crimen fue muy parecido a otros del francotirador. Un matrimonio acababa de hacer compras en unos grandes almacenes de Falls Church, en Virginia, y la mujer estaba cargando bolsas en su automóvil cuando se escuchó un disparo. Linda Franklin, de 47 años, empleada del FBI, cayó muerta. La undécima acción del francotirador, la novena mortal en 12 días, ocurrió a las 21.15 de la noche del lunes (hora local). Los controles y cortes de carreteras que la policía ordenó de inmediato fueron, como otras veces, infructuosos. Pero en esta ocasión varios testigos vieron la buscadísima furgoneta blanca, anotaron matrículas y tal vez atisbaron los rasgos del conductor. La policía, que pidió ayuda al Pentágono, confiaba ayer en detener muy pronto al francotirador de Washington.
“Obtuvimos cierta información adicional de varios testigos”, dijo Tom Manger, jefe de policía del condado de Fairfax, “y creo que finalmente esa información nos permitirá practicar una detención en este caso”. Manger no quiso decir más. Tampoco fue explícito Charles Moose, jefe de policía del condado de Montgomery y coordinador de la investigación. Moose afirmó que, igual que tras el asesinato del pasado viernes, seguía buscando al conductor de una furgoneta Chevrolet Astro, o Ford, con un retrovisor dañado y algún tipo de estructura metálica sobre el techo, y pidió que todos los propietarios de vehículos de esas características se pusieran en contacto con la comisaría más próxima. Los testigos de Falls Church vieron, al parecer, varias furgonetas distintas en el aparcamiento donde cayó la víctima y Moose sugirió que en una de ellas viajaba el francotirador.
Las dificultades de la policía para interceptar al asesino hicieron que el martes se solicitara la colaboración del Pentágono. Un equipo de especialistas militares empezó a trabajar en los sistemas de vigilancia electrónica, terrestres y por satélite, que podrían ser de utilidad en la resolución del caso. La incorporación del Ejército al equipo de investigadores, que agrupa ya a cientos de agentes del FBI, de la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, del servicio secreto y de varios condados, podría concretarse hoy mismo. La noticia avivó los rumores callejeros acerca de una presunta, y en principio descabellada, responsabilidad de terroristas islámicos de Al-Qaida en los tiroteos que mantienen en vilo a la capital de Estados Unidos. “Francamente, dudo mucho de que un miembro de Al-Qaida fuera capaz de dejar un mensaje a la policía con la frase ‘Soy Dios’, como hizo el asesino’, comentó a CNN un analista policial.
Linda Franklin, la víctima, trabajaba como analista de operaciones de espionaje para el FBI, pero no participaba en la masiva persecución del francotirador. Su marido, muy cercano a ella, no vio nada, salvo el cuerpo de su esposa caído en el suelo. Varias personas oyeron el disparo y entraron en Home Depot, los almacenes donde la víctima acababa de comprar, para advertir al público de la presencia del francotirador. Las cajas registradoras quedaron vacías en segundos. “El pánico se adueñó de la gente, todos comenzamos a correr y a gritar mientras se escuchaban las primeras sirenas de la policía”, explicó Raymond Massis, uno de los compradores de esa noche.
La policía cortó durante horas la carretera interestatal 495 (popularmente conocida como “cinturón de Washington”) e instaló controles en la autopista 50. También cerró tres puentes entre Virginia y la ciudad de Washington. No hubo resultados. Pero el asesino asumió enormes riesgos. El almacén de Home Depot se encontraba en un centro comercial muy concurrido y a la hora del crimen las carreteras de los alrededores estaban congestionadas. La policía fue incapaz de explicar cómo pudoescabullirse el francotirador. “Aunque fuera de noche, actuar ahí constituyó una audacia extraordinaria”, dijo Clint van Zandt, ex analista de psicologías criminales en el FBI y vecino de la zona.
El presidente George W. Bush, que recibe información diaria, dijo que las acciones del francotirador constituían “una forma de terrorismo”. “Estoy asqueado, físicamente asqueado, de pensar que un asesino sin piedad está cobrándose vidas inocentes. Lloro por quienes han perdido a seres queridos”, dijo Bush.
* De El País. Especial para Página/12.