SOCIEDAD › FUE ASESINADO EN ITUZAINGO DURANTE UN ROBO
Balazo contra un comisario
Un comisario de Investigaciones de la Federal, a punto de retirarse, fue baleado en la madrugada del jueves, cuando se dirigía a su casa en la localidad de Ituzaingó. El federal, Pedro Rodríguez Achaval, regresaba en su Renault 12. Un testigo asegura que dos hombres lo bajaron del auto y le dispararon. El vehículo no apareció. Tampoco el arma. Los investigadores analizan la posibilidad de que hayan intentado asaltarlo y el comisario se resistió. Pero un dato mueve a otras sospechas: no le robaron un anillo de oro, su reloj, su billetera ni el dinero que llevaba en el bolsillo. Ayer, Ezequiel, uno de sus hijos, sostuvo la hipótesis del robo y cargó contra las leyes: “No hay una ley de mierda que proteja a los policías. Quiero agarrar al que fue. Te juro que le pego diez tiros”.
Rodríguez Achaval se desempeñaba en la Superintendencia de Investigaciones de la Federal, estaba de licencia y aguardaba su retiro para fin de año. A las diez de la noche del miércoles salió de su casa, en Las Cabañas, partido de Ituzaingó. Su segunda esposa, una docente de la Universidad de Buenos Aires, se había quedado a dormir en la casa de su madre, en Capital, pero esa noche se comunicó por teléfono con su marido. Aparentemente se encontraba descompuesto y salió en busca de una farmacia.
Alrededor de la una de la mañana emprendió el regreso. Pero al llegar a la esquina de Las Huellas y Las Caronas, de Villa Udaondo, quedó detenido por el semáforo. En ese momento, al menos dos hombres bajaron de un automóvil y amenazándolo lo obligaron a descender del Renault. Los vecinos escucharon dos disparos y una voz que decía “vamos, vamos”.
El comisario fue hallado contra el cordón de la vereda. Su rostro mostraba marcas de golpes. El Renault 12, a gas, aún no fue hallado. Tampoco un revólver personal que acostumbraba llevar. Pero no le robaron el anillo de oro, ni el reloj, y aún tenía la billetera y dinero en los bolsillos. Uno de sus dos hijos, Ezequiel, acusó: “No hay una ley de mierda que los proteja (a los policías); todos estamos inseguros, pero más inseguros están ellos. Las leyes están hechas para los chorros”.