SOCIEDAD › DESALOJO EN UNA CASA TOMADA EN MONSERRAT

Dieciséis familias en la calle

Unas 16 familias quedaron en la calle tras el desalojo en una casa del barrio de Monserrat, donde vivían desde hace nueve años. Niñas, niños, mujeres y hombres debieron abandonar sus cuartos sin tener resuelta su futura situación habitacional. Desde el gobierno porteño les ofrecieron 700 pesos por tres meses para alquilar o albergue en los paradores para gente en situación de calle. Las familias, que reclaman una solución a mediano plazo, quedaron acampando con sus pertenencias sobre la vía pública. Allí denunciaron que no tuvieron garantías como la presencia del SAME y de la Asesoría General Tutelar (AGT).

“Seguridad es tener una vivienda digna”, titulaba una pancarta ante la imagen de los 50 niños y cerca de 40 adultos que acababan de perder su hogar, en México 1220. La calle quedó ocupada con camas, colchones, bolsas con ropa, muebles y una cocina, como una humilde casa a cielo abierto.

La secuencia comenzó el domingo por la noche, cuando la Infantería valló la cuadra para iniciar el de-salojo, pedido por la firma Cerisola y Cia SA, propietaria del inmueble, y ordenado por el Juzgado en lo Civil 55. Ayer, cerca de las 8, la policía intentó forzar las cerraduras. Como no pudieron abrir la puerta principal, rompieron una entrada lindera, y desde adentro tiraron abajo una medianera, narraron los ocupantes. Gustavo Orquera, vecino desalojado, contó que los agentes “entraron con violencia, nos provocaban con insultos”. “Querían que reaccionemos, pero nos fuimos tranquilos. Tengo cuatro hijos y no quiero violencia”, explicó.

El Gobierno de la Ciudad ofreció un subsidio de 700 pesos por tres meses para que cada familia alquile una pieza en un hotel. Además, desde Cerisola entregaron 500 pesos por grupo familiar, sostuvieron los desalojados. El Ministerio de Desarrollo Social de la ciudad propuso que se alojen en los paradores para gente en situación de calle. “Si vamos a ese lugar, quedamos todos separados. Las mujeres y los chicos van a un lado y los hombres a otro”, dijo indignado Orquera. Frente a esas propuestas, María de los Angeles Mesa, otra ocupante, planteó: “No queremos plata, sólo queremos un techo para nuestros hijos”.

Durante la tarde, mientras las familias se las ingeniaban para acomodarse en la calle, unos obreros tapiaban la entrada de la casa, donde a muchos les quedaron pertenencias e incluso algunas mascotas. Junto con los albañiles había un hombre al que los vecinos señalaron como el dueño del inmueble. “No sé qué les ofrecieron. Pero igual, había que sacarlos. Acá vendían drogas, había chorros”, dijo el hombre ante una consulta de este diario.

“El SAME no se hizo presente durante el desalojo, llegó cerca de las dos de la tarde”, denunció Mesa. Agregó que “hubo una mujer descompuesta tirada en el piso y nadie la atendía. Además acá hay chicos con asma y con enfermedades, y eso no les importó”.

Con el grupo de vecinos trabaja hace poco más de un año el Movimiento Evita. José María Pérez, referente de la organización en la comuna 1, señaló que “en el Gobierno de la Ciudad no tienen interés de negociar ante estas situaciones”. De todas formas, hoy irán al Ministerio de Desarrollo Social porteño en busca de una solución superadora de las hasta ahora propuestas.

Informe: Leonardo Rossi.

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Cerca de cincuenta niños y niñas pasaron la noche a la intemperie, sobre la calle México.
Imagen: Pablo Piovano
 
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