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La pizza parece ligada íntimamente al accionar policial. Esta vez no fue la escena típica del patrullero frente a una pizzería esperando el almuerzo o la cena gratuita. Nueve policías bonaerenses, por quedarse a comer unas cuantas porciones, desoyeron la orden de un juez y ahora están expuestos a ser sancionados por “desobediencia e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. La denuncia fue hecha por el juez platense Guillermo Atencio, quien encontró a los uniformados degustando un almuerzo, mientras dos presos –uno a punto de recuperar su libertad– seguían esperando en la Alcaidía para comparecer ante el magistrado. La secretaria del Juzgado había llamado reiteradas veces a los funcionarios policiales, obteniendo siempre la misma respuesta: “No tenemos personal”.

“En mi familia hubo varios periodistas, de manera que comprendo que temas como éstos se tomen por lo anecdótico. No lo critico, pero hay un punto de vista más importante. Esto es una muestra de relajo frente a la autoridad. Si el juez ordena algo, la policía, como auxiliar, tiene que cumplir. No puede poner excusas banales y desconocer la autoridad del juez”, explicó Atencio a Página/12. Los hechos ocurrieron, el martes pasado, en los tribunales de la calle 8, entre 56 y 57, de La Plata.

Esta semana, además de atender su juzgado, Atencio reemplazó a la jueza Marcela Garmendia. Desde las 11, por pedido de Atencio, la secretaria de Garmendia solicitó “en reiteradas oportunidades” a la dependencia policial de los tribunales que subieran al despacho a dos detenidos que estaban en la Alcaidía. Uno había sido excarcelado por decisión de Atencio y tenía que firmar para recuperar su libertad. El otro detenido había pedido audiencia por una denuncia sobre apremios ilegales.

A las tres de la tarde del martes, como el pedido no había sido cumplido, el juez Atencio en persona bajó hasta la Alcaidía. “Allí me encontré a nueve policías comienzo pizza. Puedo presumir que ellos no se preocuparon en cumplir el pedido de la secretaria, porque sabían que la jueza no estaba y porque ignoraban que estaba yo. En 25 años en la función nunca me había pasado algo así. De todos modos, pienso que es posible que pase en otros juzgados y que no se le dé importancia. Me atrevo a decir que este pedido de sanción sería cosa de todos los días si los jueces nos hacemos respetar”, sostuvo Atencio en diálogo con este diario.

Además de interrumpir abruptamente el almuerzo, Atencio primero logró que subieran a su despacho a los dos detenidos y con posterioridad se presentó ante el fiscal de turno, Fernando Cartasegna, ante quien formuló una denuncia por desobediencia e incumplimiento de los deberes de funcionario público. El artículo 239 del Código Penal sanciona el delito de “desobediencia” con penas de 15 días a un año de prisión, mientras que el incumplimiento de los deberes, en este caso, estaría encuadrado en el artículo 250, que fija penas de un mes a dos años de cárcel.

Al margen de lo que se decida en el plano judicial –las penas, en todo caso, no serían de aplicación efectiva–, los policías comenzaron a sufrir las consecuencias de la comilona. Además de recurrir al fiscal de turno, Atencio hizo una presentación ante el Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense, de quien depende la división Asuntos Internos de la Policía Bonaerense. Están en disponibilidad, sin cumplir funciones y mientras dure la investigación cobrarán la mitad de su sueldo.