Conmocionó el crimen de un chico de seis años, en San Vicente, pero no movió ni un ápice el barómetro que desata los reclamos contra la inseguridad. El motivo es bastante simple: ocurrió en un country, el San Eliseo, en el kilómetro 18 de la ruta 52, y aparentemente lo cometió la madre del chico, que fue internada en el hospital de San Vicente.

El chico fue descubierto por la empleada de la casa, poco antes del mediodía de ayer. La mujer escuchó gritos y se dirigió al baño donde encontró al chiquito ahogado en la bañera jacuzzi. De inmediato llamó a la guardia del country. Cuando los vigiladores llegaron también encontraron a la madre del niño en el dormitorio, semidopada porque había ingerido una buena cantidad de sedantes y con cortes en los brazos, como si hubiera intentado suicidarse con una sevillana que estaba manchada de sangre.

En una de las paredes del baño, con aerosol había una pintada que según los investigadores decía: “Traidor hijo de puta, te lo merecés”. El destinatario sería su ex pareja, quien sería un empresario vinculado con el grupo Covelia, que maneja el negocio de la recolección de basura en una docena de importantes distritos bonaerenses.

También hallaron un mensaje de la mujer para su hija de 15 años escrito con lápiz labial en el espejo del baño en el que le pedía perdón y le decía que fuera feliz e independiente, según explicaron fuentes policiales. La mujer, de 42 años, identificada por fuentes policiales como Adriana Cruz, de nacionalidad brasileña, estaba en tratamiento psiquiátrico desde hacía aproximadamente un año, época en la que su pareja había iniciado trámites de divorcio. Se trataría del contador Carlos Vázquez, a quien algunas fuentes especializadas vinculan con la empresa Covelia.

Según se desprende de testimonios de vecinos y de fuentes policiales, Vázquez ya había presentado anteriormente al menos una denuncia contra la mujer, durante el proceso de separación, debido a que su pareja había amenazado con matar a su hijo.

Ayer, cuando la policía llegó al lugar, constató que el niño presentaba signos de asfixia por inmersión y marcas de estrangulamiento manual. De todos modos, el informe preliminar de la autopsia dará con certeza la causa de la muerte.

La hipótesis principal de los investigadores sostiene que, por motivos que todavía falta dilucidar, la mujer mató al niño y luego intentó suicidarse ingiriendo una cantidad importante de barbitúricos y cortajeándose las muñecas sin éxito, posiblemente porque el estado de shock y nervios, y el efecto de los sedantes pueden haberla debilitado lo suficiente como para impedírselo. Por la forma en que se presentaron los hechos y los datos recolectados ayer en el country, prácticamente está descartada la participación de una tercera persona.

Tras el hallazgo del cadáver, la mujer fue trasladada al Hospital Ramón Carrillo, de San Vicente, donde los médicos le curaron las heridas, leves, le practicaron un lavaje de estómago y la sedaron por la ingesta de los psicofármacos. El director del hospital, Roque Matta, sostuvo que la mujer se encontraba en la sala de terapia intensiva, “sedada, pero lúcida, en vigilancia”.

Por otro lado, el padre del chiquito, que llegó media hora después de que le anunciaran lo sucedido, sufrió una crisis de nervios y fue atendido por médicos de una ambulancia enviada al country desde el Hospital Grierson, de Presidente Perón. “Lo atendieron por una crisis de nervios, pero no lo trasladaron”, señaló el director del Grierson, Jorge Lucero.

A cargo de la investigación se encuentra el fiscal Leandro Heredia, quien ayer recorrió el escenario del crimen y sostuvo que mantiene demorada a la mujer en el hospital.