Viernes, 18 de mayo de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › LOGRAN QUE UNA MUJER TETRAPLEJICA ORDENE MEDIANTE UN CHIP QUE UN ROBOT LEVANTE OBJETOS
Científicos de la Universidad de Brown, Estados Unidos, lograron que una mujer tetrapléjica, de 58 años, a quien le habían incorporado un chip en el cerebro pueda, mediante órdenes de su mente, mover un brazo robótico para levantar objetos.
Mover objetos con la mente ya no pertenece al género de la ciencia ficción. Nada de X-Men, niños super(super)dotados o cristianos poseídos. ¿Telequinesis? Tampoco. Los seres humanos, si se concentran y miran fijo una botella con café, pueden llevársela a los labios sin esforzar un solo dedo. Claro que primero deberán colocarse una suerte de chip en el cerebro y contar con un brazo robótico que ejecute el movimiento. El que no lo crea, puede ver el video donde Cathy Hutchinson, de 58 años, sonríe feliz tras haber dado el primer sorbo. Los brujos artífices de tamaña proeza, revelada por la revista Nature, son investigadores de la universidad estadounidense de Brown y trabajan en la programación de las computadoras para que interpreten las señales del cerebro.
Tetrapléjica desde los 14 años tras un accidente cerebrovascular, la mujer mira asombrada a los científicos. Gracias a la red de electrodos implantados en su cerebro, Hutchinson consiguió, por primera vez en la historia de la ciencia, que una prótesis robótica de brazo y mano controlada por su mente sostuviera y alzara un objeto. Además, “fue la primera vez en más de 15 años que (ella) logró tomar algo por voluntad propia. Nunca olvidaré la sonrisa en su rostro”, explicó el neurólogo Leigh Hochberg, del Hospital General de Massachusetts (MGH) de Boston, principal responsable del experimento.
“Después de años de iniciada la parálisis, encontramos que todavía era posible registrar las señales del cerebro que transmiten información multidimensional acerca del movimiento, y que se pueden usar esas señales para mover un objeto externo”, añadió el científico. En su opinión, la comprobación del robot “es un paso clave e importante en el desarrollo de una tecnología que restablezca la comunicación o la movilidad para personas que no han podido mover sus brazos o piernas”. ¿O podrá el ser humano atar a su espalda brazos robóticos extra como el personaje de Doctor Octopus, el pulpo enemigo mortal de Spiderman?
El experimento, con financiación de los Institutos Nacionales de Salud norteamericanos, es colaboración entre el departamento norteamericano de veteranos de guerra, la Universidad Brown, el Hospital General de Massachusetts, la Escuela de Medicina de Harvard y el centro aeroespacial alemán (DLR). El objetivo era evaluar la seguridad y la eficacia del sistema BrainGate de interfase entre el cerebro y robots de asistencia para personas con discapacidades motrices. El mismo equipo ya había demostrado en una primera etapa, hace seis años, que personas paralizadas pueden desplazar un cursor en una pantalla con el pensamiento, pero nunca se había logrado un movimiento complejo como el de sostener un objeto. Ya hubo importantes comprobaciones, como la de mayo de 2011, cuando un equipo de neurocirujanos norteamericanos lograron que un parapléjico se levantara, moviera sus piernas y caminara gracias a electrodos implantados en la parte inferior de su espalda.
En este estudio, tanto Hutchinson como Robert (66), un segundo paciente que pasó por el experimento, habían sufrido infartos en el tronco del encéfalo que los dejaron paralizados. Si bien los cerebros funcionaban normalmente, quedaron cortadas las comunicaciones con los músculos del resto del cuerpo, dejándolos tetrapléjicos e incapaces de hablar. El microprocesador colocado en la corteza motriz, la franja del cerebro que controla el movimiento, “escuchó” las señales generadas por las células cerebrales cuando los pacientes imaginaban que movían sus propios brazos. Una computadora leyó esa señal, la interpretó y envió mensajes de movimiento al brazo robótico.
El microprocesador es un sistema que consiste en una red de un centenar de electrodos, cada uno del tamaño de un cabello, implantados en el córtex para captar las señales del cerebro y transformarlas en comandos digitales destinados al robot. Todo el implante tiene el tamaño de una aspirina para niños.
Hutchinson explicó que al principio tenía que concentrarse en los músculos que necesitaba. “Pero me acostumbré rápidamente”, señaló. El estudio fue realizado con dos robots: la mujer logró alzar objetos de forma exitosa la mitad de las veces que lo intentó con un brazo hecho por la compañía Deka como prótesis para amputados y en un 70 por ciento de las veces con otro brazo hecho por el centro aeroespacial alemán.
Los científicos esperan perfeccionar el brazo robótico para que funcione de manera más armoniosa y realice tareas aún más complejas. “Estamos impacientes por hacer progresar la tecnología para que algún día podamos reconectar el cerebro directamente a un miembro (paralizado) o a una prótesis”, explicó otro de los investigadores, el neurocirujano John Donoghue, quien estimó que en menos de una década la ciencia logrará el objetivo último de la investigación, “que alguien que haya perdido su movilidad a causa de una lesión neurológica o una enfermedad pueda interactuar plenamente con su entorno sin que nadie sepa que utiliza una interfase entre su cerebro y una computadora”. ¿Películas en las que el personaje recupere un miembro amputado por obra de magia? Listos, preparados...
Informe: Rocío Magnani
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