SOCIEDAD › EL CASO DEL MAGNATE BARILOCHENSE
Un juicio anulado
En agosto del año pasado, la Cámara Segunda del Crimen de Bariloche había condenado a un magnate venezolano radicado allí por “promoción a la corrupción agravado por la edad de la víctima”. Juan Gilio recibió entonces una condena de nueve años de cárcel. La pena incluyó a la madre de la niña, una prostituta acusada por la Justicia de “entregadora”, que recibió una condena de diez años agravada por el vínculo. Ahora, todo el caso podría dar un giro absurdo: la Justicia rionegrina anuló ayer el juicio por “defectos procesales”. Por ese motivo, el proceso contra Gilio y Susana Beatriz M. podría volver a foja cero y ellos, según algunos, hasta conseguirían la libertad.
Gilio es un empresario de 79 años, condenado en agosto del año pasado por la violación de una nena de 12 años, hija de Susana Beatriz, también condenada durante el juicio. Luego de meses de trámites y de un pedido de revisión, el Tribunal Superior de Justicia de Río Negro ordenó ayer la realización de un nuevo proceso. El recurso de casación que dio lugar a la medida fue tramitado por la defensa de Gilio. Se logró con el voto mayoritario de los vocales del tribunal integrado por Víctor Hugo Sodero Nievas y Alberto Balladini, que se pronunciaron a favor, y por Luis Lutz, que decidió abstenerse.
La decisión del Supremo Tribunal sorprendió a la comunidad de Bariloche. Aunque el recurso de casación “no considera la cuestión de fondo”, el tribunal ordenó que el caso vuelva a la Cámara Segunda. Los camaristas consideraron que existieron “serias anomalías” durante el proceso en el que se ordenó “la reapertura del debate” y se incorporó una “veintena de nuevos testimonios y ampliaciones periciales” que no estaban previstas. Otros aspectos cuestionados fueron los “graves defectos de orden procesal”, la “falta de deliberación que necesariamente debe preceder a una resolución”.
El caso Gilio estalló en 2001 con los ribetes de un escándalo por las características de los protagonistas. El magnate es uno de los hombres de mayor poder económico, dueño de la cadena de supermercados Todo, la distribuidora de alimentos Peluche, el frigorífico Gilio y de varias propiedades de millones de dólares. Durante el juicio se conocieron detalles sobre la violación de la niña y de “fiestas” sexuales entre Gilio, otros empresarios y prostitutas.