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Los dos jóvenes que estaban detenidos por el crimen del repartidor de pizza, ocurrido hace dos semanas durante una pelea en una plaza del barrio de Palermo, fueron liberados y sólo uno de ellos quedó imputado por la muerte, aunque por un homicidio sin intención.

El juez de Instrucción porteño Alberto Baños calificó la muerte de Sebastián Sánchez Guevara (26), ocurrida el pasado 4 de noviembre, en plaza Intendente Seeber, frente a la Embajada de Estados Unidos, como un “homicidio preterintencional”, un delito excarcelable que tiene una pena de entre 1 y 6 años de cárcel.

Por esa figura imputó a uno de los acusados, mientras que el otro quedó acusado de lesiones leves en perjuicio de otro joven que acompañaba a la víctima al momento de la pelea.

El único de los acusados que quedó involucrado directamente en la muerte de Sánchez Guevara y fue procesado bajo esa figura penal es Axel Rolando, para quien, de todas formas, el magistrado dispuso la libertad. En el auto de procesamiento, el magistrado resalta que Rolando era el único de los imputados que tenía lastimados los nudillos y que tras un careo con otro de los acusados reconoció haber sido él quien le pegó y empujó a Sánchez Guevara.

En el caso de Franco Gorgone, el otro acusado que permanecía detenido, el juez también le otorgó la libertad y lo procesó pero por “lesiones leves” en perjuicio de Sergio Rodríguez, uno de los amigos que acompañaban a la víctima y también fue golpeado en la pelea.

Además, se le dictó el sobreseimiento definitivo a Gastón Soto, el tercer muchacho que el día del hecho fue detenido, pero que el propio juez Baños ya había liberado por falta de mérito el día de las indagatorias, al determinar que sólo había participado de las agresiones verbales previas, pero no de la pelea.

Al analizar las circunstancias del hecho, el juez Baños determinó que “no se trató de una riña”, sino que el grupo de los imputados “agredió deliberadamente” al de la víctima. El magistrado tampoco dio por probado que el origen del incidente haya sido un piropo subido de tono que uno de los acompañantes de la víctima le dijo a una de las dos chicas que estaban con los imputados.