SOCIEDAD › LA POLéMICA POR EL CIERRE DE LA LíNEA A PARA RENOVAR LA FLOTA DE TRENES

Para Randazzo, es “una locura”

Desde el gobierno nacional cuestionan la medida porque, dicen, Macri “quiere aparecer como refundador del servicio”. Rodríguez Larreta defendió el cierre y en un preocupante tono de broma dijo que los viejos vagones podrían servir para un asado.

La decisión del gobierno porteño de cerrar la línea A de subterráneos para renovar la flota de trenes siguió generando reacciones. El ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, consideró que “es una locura interrumpir el servicio” durante dos meses. Macri quiere “aparecer como refundador del servicio cuando en realidad la modernización (de esa línea) la ha hecho el gobierno nacional y sin cerrar un solo día” el servicio, cuestionó Randazzo. Desde la Ciudad, el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, respondió que “basta ver cómo el gobierno nacional vino manejando el transporte y lo que sucedió en Once para darse cuenta de que no tienen mucha autoridad para hablar” del tema. El funcionario porteño se permitió bromear, en declaraciones radiales, al sugerir que los históricos vagones de madera próximos a ser reemplazados podrían ser utilizados para “hacer un asado”. La broma no generó tranquilidad acerca del futuro de esos vagones.

El jefe de Gobierno, Mauricio Macri, había anunciado el miércoles que en la primera quincena de enero sacaría de servicio a la línea A, por un plazo de entre quince y sesenta días, para la renovación de la flota de ese ramal. El cambio consiste en sacar de circulación 90 antiguos vagones de fabricación belga, que están a punto de cumplir un siglo de servicio, y reemplazarlos por 45 unidades nuevas, compradas en China con financiamiento del gobierno nacional.

Randazzo cuestionó que corten el servicio “para poner 45 formaciones que le entregó el gobierno nacional, en una línea que tiene las vías nuevas, señalamiento nuevo, electrificación nueva y estaciones reparadas” y resaltó que para hacer esas obras “no se interrumpió un solo día el servicio”. El funcionario recordó que los coches chinos “están a disposición desde enero en el puerto de Buenos Aires para ponerlos en funcionamiento. Los compró el gobierno nacional.”

Randazzo negó que los actuales vagones de la línea A sean peligrosos, al asegurar que “si fuera así, el concesionario tendría que sacarlos de servicio. Hay que ser serios cuando se asumen responsabilidades, ese tipo de menciones afecta a miles de personas”.

Rodríguez Larreta respondió que “basta ver cómo el gobierno nacional vino manejando el transporte, basta ver el estado de los trenes, lo que sucedió en Once (en febrero, cuando murieron 51 personas), para darse cuenta que ni Randazzo ni los funcionarios nacionales tienen mucha autoridad para hablar de transporte”.

“No vamos a entrar en polémicas, si los técnicos dicen que esto es necesario para garantizar que se hagan bien las cosas, que se tomen todos los recaudos en seguridad con los nuevos coches que entran, es lo que vamos a hacer”, sostuvo el jefe de Gabinete.

Randazzo comparó el anunciado cierre de la línea A con los trabajos realizados por el gobierno nacional en las vías del ferrocarril Sarmiento, y dijo que “jamás se cruzó (la idea) de cerrar el servicio perjudicando a miles de pasajeros”. “Con las obras en el Sarmiento hemos trabajado en una ventana de trabajo más amplia, de 22 a 5 de la mañana, que es cuando en realidad el servicio es menos utilizado por los pasajeros”, explicó.

Los funcionarios también polemizaron respecto del estado de los coches centenarios que circulan en ese trayecto. “Están más para un museo que para andar llevando gente, por bien mantenidos que puedan estar”, sostuvo el funcionario macrista. Aunque en diálogo con periodistas de una radio se permitió comentar, en tono jocoso, que “estamos pensando ponerlos en una plaza para teatro para chicos” y luego, sugerir que podrían servir “para un asado, mientras nos inviten”.

Randazzo, por su parte, desmintió que el estado de los coches represente peligro para los usuarios: “Es un disparate decir eso, si hay problemas con la seguridad, lo que debe hacerse es sacar las unidades de servicio, si no (la empresa) estaría cometiendo una falta grave”, comentó.

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Estos coches “están más para un museo que para andar llevando gente”, opinó Rodríguez Larreta.
Imagen: Bernardino Avila
 
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