Viernes, 3 de mayo de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › REPUDIO A LA PRESENCIA EN LA FERIA DEL LIBRO DE UN EX JUEZ ACUSADO DE ABUSO SEXUAL
Fue camarista en Mar del Plata durante la dictadura. Hace años, varias mujeres lo acusaron de haber abusado de ellas cuando eran niñas. La causa prescribió y no hubo condena. Mañana tiene previsto firmar su libro. Esas mismas mujeres piden que no sea admitido en la feria.
Por Mariana Carbajal
Un ex camarista de Mar del Plata, integrante de una conocida familia de la ciudad balnearia, fue denunciado por abuso sexual. Una docena de amigas de sus hijas, sobrinas y vecinas –ya adultas– relataron en forma contundente en la Justicia que en su infancia, cuando tenían entre 6 y 12 años aproximadamente, el entonces juez Edmundo O’Neill abusó sexualmente de ellas. La causa se abrió en 2004, pero cerró en 2006, sin condena, “al encontrarse extinguida la acción penal por el paso del tiempo”. En el expediente, el acusado admitió que había hecho “algo incorrecto”. Mañana O’Neill tiene previsto firmar ejemplares de un libro de su autoría en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. En solidaridad con las víctimas, más de un centenar de referentes de la ciencia y de ONG que trabajan contra la violencia de género y por los derechos de las mujeres y la niñez enviaron ayer una carta a los organizadores para que “apelando al derecho de admisión” impidan que el ex camarista se presente en la feria. La movida fue impulsada por una de las víctimas, hoy investigadora del Conicet y docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, “para evitar su presencia en un ámbito de la cultura como la feria”, explicó a Página/12. “Es muy indignante saber que no tiene ningún tipo de sanción, al menos que la sanción sea social”, señaló.
El caso recuerda al del pintor Peter Malenchini, cuya historia explotó en 2004 con una cámara oculta organizada por ex alumnos del colegio San Juan El Precursor, de San Isidro, de quienes había abusado sexualmente cuando era profesor de dibujo treinta años antes. En la cámara oculta, Malenchini reconoció los hechos. También por el paso del tiempo el delito había prescripto. Y sólo quedó para castigarlo la sanción social al hacer pública su conducta aberrante a través de un programa de televisión. Recién en 2011, con la sanción de la llamada ley Piazza –por el diseñador de modas Roberto Piazza– se amplió la prescripción del abuso de menores y se estableció que comienza a partir de que la víctima cumple 18 años.
En el programa de la feria, se anuncia que O’Neill firmará ejemplares de su libro Sancho, mañana, a las 18, en el stand de la editorial Dunken.
En la carta a los organizadores de la Feria del Libro, las firmantes señalan que “en la causa judicial figuran declaraciones de doce de las víctimas, siendo niñas y/o adolescentes, de reiterados abusos sexuales perpetrados por O’Neill. Más mujeres han sufrido abusos, aunque no han declarado en la causa. La edad de las víctimas al momento de declarar oscilaba entre los 28 y los 57 años, lo que señala años de trayectoria abusiva. Pese a las numerosas denuncias y a la solicitud de evaluación sobre el posible abuso de dos niñas nietas de O’Neill, entonces y aún hoy menores, la causa ha sido archivada”.
El expediente judicial es el 08-00-178648-04. La denuncia la hizo en 2004 una trabajadora social de Mar del Plata, al enterarse de que sus dos hermanas mayores en el pasado habían sufrido abusos sexuales de parte del ex camarista y conociendo que en ese momento O’Neill tenía dos nietas de 10 y 7 años que frecuentan su casa. En el caso intervino la entonces jueza de Menores N° 1 de Mar del Plata, Silvina Darmandrail, hoy magistrada del fuero de responsabilidad penal juvenil. Los peritajes, al parecer, no fueron contundentes en relación con las nietas. Pero a partir del inicio de la causa, una de las hijas de O’Neill fue contactando a amigas suyas de la infancia para preguntarles si su padre había abusado de ellas. “Se sintió muchos años culpable porque ella llevaba a sus amigas a la casa y el padre las abusaba”, contó a Página/12 la investigadora del Conicet, una de las doce que declararon que habían sido abusadas. Así se fue armando una red de conocidas de la familia O’Neill, que testificaron en la causa que habían sufrido distintos abusos sexuales de parte del ex juez. El fiscal Alfredo Deleonardis viajó especialmente a Buenos Aires a tomarles declaración: muchas de ellas se habían mudado de Mar del Plata. El miércoles, cinco de ellas se reunieron a partir de tomar conocimiento de que firmaría ejemplares en la Feria. “Pero somos al menos quince las que estamos en contacto”, contó a este diario la investigadora del Conicet.
La casa de la familia O’Neill, el balneario al que concurrían en el verano y una finca de familiares en la localidad de Ayacucho fueron los escenarios de los abusos que describieron las doce mujeres que declararon ante el fiscal. Habría al menos otras ocho víctimas que por distintas circunstancias no llegaron a testificar. Las que sí lo hicieron contaron, con lujo de detalles, que cuando ellas tenían entre 6 y 12 años fueron manoseadas en los genitales por O’Neill o él se masturbaba al sentarlas sobre sus faldas y, en algunos casos, llegaba a eyacularles encima. “Me sentaba a caballito de espalda y me empezaba a contar historias y a besar por el cuello. Y me empezaba a mover sus genitales, en forma bastante violenta. Yo usaba media can-can. Edmundo me las bajaba, me bajaba la bombacha y luego sentía que ‘me ensuciaba’. Ahora sé que eyaculaba sobre mi cuerpo. Entonces no sabía si eso que me mojaba y me ensuciaba era algo mío, de mi cuerpo o de él. Luego me limpiaba muy rápidamente y me volvía a subir la bombachita y las medias con toda delicadeza”, contó una de ellas a la Justicia, según consta en el expediente al que tuvo acceso este diario. La mujer dijo que ese episodio –que sucedió más de una vez– tuvo lugar cuando tenía ella entre 6 o 7 años. Y fue en la casa de los O’Neill. Esa casa era un lugar de encuentro. La familia, muy católica, y de buen pasar económico, solía recibir a las amigas de las dos hijas y dos hijos de Edmundo y Emilce –ya fallecida–. La hija que fue buscando a sus antiguas amigas para declarar en la causa llegó a comentar en la Justicia que ella, de niña, no entendía por qué su círculo de amistades se iba reduciendo, y dejaban de frecuentarla. Una de las mujeres que declararon en la causa dijo que comentó los abusos con su madre, pero que la única respuesta que obtuvo fue que se alejara de O’Neill porque era “enfermo”. Y “no podía controlarse”. Otras de las víctimas nunca lo había relatado antes. O en sus familias tampoco habían tenido eco sus palabras. Una de ellas declaró en la Justicia que el ex juez le manoseó la cola, aprovechando la luz apagada para soplar las velitas de un cumpleaños de la familia, mientras la sostenía firme, para que ella no se pudiera mover, con una de sus manos apoyada en su hombro.
En la carta a los organizadores de la feria se consigna que “O’Neill ha sido juez de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial en Mar del Plata entre los años 1976 y 1982, prestando juramento al gobierno de la junta militar. Posteriormente fue magistrado en la Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Penal de Necochea, donde falló a favor de un hombre acusado de abusar sexualmente de sus hijas. Durante su declaración en la causa N 08-00-178648-04, O’Neill admite: “Yo sé que he hecho algo incorrecto pero no siento culpa” (sic - folio 71)”.
Apoyan el pedido de las víctimas para que O’Neill no firme ejemplares en la feria más de un centenar de referentes de distintos ámbitos de la ciencia y el movimiento de mujeres, entre ellas Gloria Bonder, directora Area Género, Sociedad y Políticas, de Flacso Argentina; Irene Intebi, psiquiatra infanto juvenil y psicóloga, ex presidenta de la Sociedad Internacional para la Prevención de Abuso Sexual Infantil (Ispcan, por sus siglas en inglés); Ana M. Fernández, profesora titular plenaria Facultad de Psicología (UBA); Ana Falú, directora del Instituto de Investigaciones de la Vivienda y Hábitat (Invihab) de la Universidad Nacional de Córdoba; Irene Meler, coordinadora del Foro de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires; Mabel Burin, directora del Programa de Estudios de Género y Subjetividad, Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES); el Colectivo de Derechos de Infancia y Adolescencia; Mujeres en Igualdad (MEI); Valentina Delich, coordinadora Programa en Derecho y Bienes Públicos (Flacso Argentina), la Fundación para Estudios e Investigación de la Mujer (FEIM); Marisú Devoto, presidenta de la Fundación Propuesta; Clelia Bercovich, coordinadora de la Fundación Alicia Moreau de Justo; Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA); la diputada nacional María Luisa Storani; la Red de Monitoreo de Políticas Públicas para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres en la Provincia de Buenos Aires, integrada por más de cincuenta ONG y personas.
“Creemos que la presencia de O’Neill en la feria para firmar sus ejemplares el sábado 4 de mayo, o en cualquier otra oportunidad, empaña esta fiesta de la cultura dañando la sensibilidad y la moral de las víctimas y de todas las personas de bien que no admitimos la impunidad de actos violatorios de los derechos humanos”, concluye la carta.
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