SOCIEDAD › CONTRA EL DESMONTE EN LA SELVA DE YUNGAS
Piquete en medio de la selva
Seis activistas de la organización ambientalista Greenpese encadenaron ayer a una pala mecánica para evitar los trabajos de desmonte en la selva de Yungas, en la frontera entre Salta y Jujuy. Los militantes ecologistas sostienen que, de continuar a este ritmo, en cinco años se extinguirá la selva pedemontana. Como protesta, el grupo clavó sobre la tierra numerosos carteles que señalan: “desmonte bloqueado por Greenpeace”.
Las maquinarias están operando en la zona salteña conocida como Urundel, a un kilómetro y medio de la ruta nacional 34, en un terreno que no es visible desde el camino. Las tierras son de un finquero salteño, compradas por un empresario español, Santiago Depe, quien planea realizar una plantación de soja.
Luego de paralizar la pala mecánica con cadenas y poner un candado a la oruga, los ecologistas se llevaron las llaves, que entregarán al ministro de la Producción de Salta, Manuel Brizuela. Las desmontadoras están trabajando en una extensión de 250 hectáreas, en un campo que tienen planeado destinar al cultivo de la soja.
El campo tiene una gran riqueza maderera. Greenpeace pide a las autoridades salteñas que cumplan con la moratoria de dos años en la actividad de desmonte. “Lo que se busca es que la selva pueda generar trabajo y darle calidad de vida a la población rural”, afirmó el coordinador de la campaña de biodiversidad de Greenpeace, Emiliano Ezcurra.