Después de pavimentar buena parte de las calles adoquinadas de la Ciudad, el macrismo aceptó apoyar una ley que declara “patrimonio cultural de la Ciudad” a las calles construidas con adoquinado granítico que se incorporen a un catálogo a confeccionar por cada comuna. La norma también protege a las casi 50 millones de piezas ya extraídas de las calles de la Ciudad, acumuladas en terrenos del sur porteño, las cuales sólo pueden ser utilizadas para construir caminos o senderos en las villas, paseos en parques, plazas o bulevares, o para reponer el adoquinado en las arterias que se van salvando del asfalto. Es decir que no podrán comercializarse, como se sospecha que ocurría aunque nunca se comprobó.

La norma se consensuó a partir de un proyecto del diputado Francisco Nenna (Frente para la Victoria) y fue aprobada con 55 votos positivos y uno negativo. El macrismo sólo se avenía a aprobar la protección de 1800 cuadras adoquinadas, mientras que el proyecto de Nenna establecía un mínimo de 3570 cuadras, de las 5800 que aún permanecen con esa superficie. El criterio para arribar a un acuerdo fue no poner números y dejar la tarea de fijarlo a las Juntas Comunales, que deberán elaborar un inventario provisorio de calles adoquinadas dentro de su territorio, teniendo en cuenta si integran Areas de Protección Histórica (APH) o Arquitectura Especial, sitios históricos, distritos Urbanización Parque o si sólo son vías terciarias.

La norma no establece qué pasará con esas calles mientras se arma el inventario. ¿Seguirá funcionando la pavimentadora compulsiva ahora que Diego Santilli dejó el Ministerio de Espacio Público para ir al Senado? En cualquier caso, la protección seguirá en manos de los vecinos, que en casos de agresión asfáltica podrán recurrir a la Justicia esgrimiendo ahora el texto de esta ley.

Tampoco se establece en qué tiempo debe realizarse ese inventario: después de las comunas, la lista pasará a la Comisión de Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad, que conformará el catálogo definitivo. La ley también dispone que “las vías circulatorias terciarias, adyacentes o circundantes a monumentos o lugares que tengan empedrado, sean mantenidas con esa superficie”.

El diputado Nenna celebró la sanción de la ley al sostener que “la defensa de los adoquines no obedece a un capricho ni sentimientos de nostalgia, sino que existen razones ambientales para su conservación”. El legislador kirchnerista argumentó que “la Ciudad tiene un 22 por ciento de sus calles adoquinadas, mientras que el 63 por ciento están pavimentadas con asfalto y el 15 por ciento con hormigón”.

“La capa asfáltica produce expansión térmica y no permite el mismo drenaje para las aguas de lluvia que el adoquinado”, argumentó, en defensa de los empedrados sobrevivientes.