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Lo chocaron dos trenes, le destruyeron el auto, salvó su vida de milagro e inició un juicio a la empresa concesionaria del servicio. Pero los jueces afirmaron que su actitud fue “casi suicida” y típica de “la picardía criolla”, por intentar pasar con la barrera baja –aunque estaba rota–, y lo condenaron a pagar 20 mil pesos por los peritajes y los abogados que participaron del pleito. En el fallo, la Cámara de Apelaciones destacó que el conductor realizó una maniobra “irrazonada y atrevida para ganarle de mano al tren”.
El hecho había ocurrido el 24 de abril de 1999 en el cruce de las vías de la calle Güemes, en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, cuando Gustavo Francisco Lamontanara se desplazaba en un Peugeot 505 e intentó atravesar el paso a nivel cuando las barreras, que estaban rotas, se encontraban bajas.
El auto fue chocado por un convoy que realizaba el trayecto desde Moreno a Once y, minutos después, cuando quiso remover lo que quedaba del vehículo, sufrió una nueva embestida por otra formación que circulaba en sentido contrario.
Lamontanara promovió una demanda por daños y perjuicios y en primera instancia obtuvo un “reconocimiento parcial” porque se evaluó que, por las barreras rotas, hubo “culpa compartida entre el conductor del automóvil y la concesionaria del servicio”. En segunda instancia, en cambio, la Sala G de la Cámara sostuvo que el demandante fue “víctima de su propia torpeza” y que tuvo “suerte” al no recibir lesiones.
Los camaristas Carlos Belluci y Leopoldo Montes de Oca rechazaron la pretensión e impusieron a Lamontanara las costas del juicio porque su conducta tornó “casi irrelevante el análisis de las barreras defectuosas”. El demandante culpó a la empresa por el mal estado de las barreras, pero los jueces desecharon esa posición ya que entendieron que el automovilista cometió una infracción más grave al cruzar las vías y no aceptaron su demanda.
Al atribuir la responsabilidad al conductor del automóvil “por la irrazonada y atrevida maniobra” que apuntaba a “ganarle de mano al tren”, los jueces aclararon que “no se trata de ignorar la falla” de la concesionaria ferroviaria “sino de priorizar” la conducta del denunciante. Además, el tribunal reflexionó que el conductor del coche actuó con “total falta de cuidado” y sostuvo que muchos automovilistas en los pasos a nivel “apuestan sus vidas y sus bienes”. Al rechazar la demanda, las costas del juicio recaen sobre el vencido.