Según una antigua leyenda japonesa, quien haga mil grullas de papel recibirá un deseo. Los familiares y amigos de Lola Chomnalez hicieron su pedido colectivo ayer, reunidos en Parque Las Heras a un año de su asesinato, cuando adornaron con figuras de origami el árbol de tilo que sus compañeras de escuela plantaron para recordarla. “Nuestro deseo es el de justicia”, explicó a Página/12 Adriana Belmonte, mamá de Chomnalez. “Mi hija era muy especial y quisimos recordarla así, de una manera distinta, pero con el pedido de siempre: justicia para ella y claridad para los magistrados”, agregó. También Jimena Aduriz, madre de Angeles Rawson –la adolescente asesinada en 2013, y por cuyo crimen fue condenado a cadena perpetua el encargado del edificio, Jorge Mangieri– acudió a la convocatoria. Al mismo tiempo, el pedido tenía su correlato en el balneario uruguayo de Barra de Valizas, donde la joven apareció sin vida un año atrás. Desde que se inició la investigación, 30 personas fueron vinculadas por el caso aunque la Justicia uruguaya no pudo probar la participación de ninguna de ellas. Al momento no hay ningún detenido.

Cerca de las seis de la tarde, el círculo de amigos y familiares de Lola comenzó a reunirse en el corazón del parque Las Heras, en el barrio porteño de Recoleta. En Buenos Aires, pasaban los minutos y se sumaban más amigos y otros parientes. Mientras tanto, en Barra de Valizas, Uruguay, el pedido de justicia se hacía sentir de la misma manera ya que, al mismo tiempo, en el Club de Amigos del balneario uruguayo donde Lola pasaba parte de sus vacaciones de verano, vecinos del lugar colgaban grullas y exigían, igual que en Buenos Aires, el esclarecimiento del crimen ocurrido en 2014.

Pasadas las seis, el grupo se reunió alrededor del árbol para un suelta de globos. Otra suelta de globos se hizo en febrero de este año, cuando las amigas de Lola plantaron ese árbol –que ya mide un metro– para homenajear a Lola. Es un árbol de tilo y lo acompaña una placa con su nombre. “Esta es nuestra manera de tenerla siempre presente. Lola estaba llena de vida y además era una ecologista, es lo más lindo que se nos ocurrió para recordarla. Después, nos vamos a una misa en la Iglesia del Pilar, junto al cementerio donde ella descansa”, contó a este diario Diego Chomnalez, padre de la adolescente.

En el Parque Las Heras había muchas chicas como Lola. Algunas fueron al colegio con ella y otras la conocieron en distintas actividades –Lola hacía acrobacia, natación y estudiaba idiomas, entre otras cosas–. Todas coincidieron en describirla como una persona animada, de mucha sensibilidad y con inquietudes. “Ella era pura luz, por eso nos gusta recordarla así. Perderla fue triste y hoy podríamos hacer algo distinto, pero creo que esto le hubiese gustado”, contó a Página/12 Inés Menéndez, amiga de la adolescente. “Está en todos nuestros recuerdos como una persona que siempre estaba feliz. Era muy buena y alegre, no se me ocurre otra manera de recordarla que no sea contenta”, comentó Melina Esperanza, del círculo de amigas de Lola, para quien resultaba “importante recordar el pedido de justicia por este caso y por todas las chicas que como pasa con Lola, todavía no está claro qué pasó”.

En la misma ronda en que completaron el ritual de las grullas, la reunión terminó con la canción que un amigo de la familia Chomnalez escribió para Lola. “Yo no sé en qué idioma cantar/ La poesía para expresar tanto espanto”, entonaba Mesmar Philipp, autor de lo que, con el tiempo, se volvió una pequeña costumbre de cada reunión para recordarla. “Cuando supimos que Lola estaba desaparecida salimos a pegar carteles por toda la ciudad para encontrarla. Al día siguiente nos enteramos de lo que había pasado y así salió esta canción, un poco sin pensarlo, desde la tristeza”, explicó Philipp. “Su papá me pidió que la cante en la ceremonia de despedida de Lola, y fue un momento muy dulce a pesar de lo terrible que nos pasaba”, añadió el músico.

En medio de abrazos de conocidos y familiares, los padres de Chomnalez pusieron palabras a la convocatoria: “Es algo simbólico”, coincidieron. “Lo simbólico suma y sana, pero tiene que estar acompañado de justicia. En ese sentido, si bien tenemos claro que la causa está activa, a un año del crimen creo que nos merecemos empezar a ver resultados. Nos daría tranquilidad”, apuntó Belmonte.

El 27 de diciembre de 2014, Lola Luna Chomnalez, de 15 años, viajó a Valizas con la familia de su madrina a pasar las vacaciones. Al día siguiente salió de la casa que la familia alquilaba en Valizas para caminar sola, con su mochila, en dirección a Aguas Dulces. Horas más tarde, comenzaron a buscarla tanto en Uruguay como en Buenos Aires. Dos días después, dos adolescentes del lugar encontraron su cuerpo cerca de la costa, entre dunas. La autopsia determinó que Lola murió por asfixia por sofocación y que presentaba varios cortes hechos con un arma blanca en distintas partes del cuerpo. Desde que se inició la investigación la Justicia uruguaya vinculó a unas 30 personas con el crimen: entre ellas la madrina de Lola y su esposo, que fueron detenidos como sospechosos y luego liberados. Los investigadores siguieron distintas pistas que luego se descartaron. La última novedad de la causa se produjo en septiembre pasado, cuando detuvieron a un hombre apodado Huguito que días más tarde, por decisión de la jueza Penal del departamento de Rocha a cargo de la causa, Silvia Urioste, fue liberado luego de que el cotejo de ADN diera negativo.

Informe: Paz Azcárate.