Ayer comenzó el juicio a Eduardo Adrián Casaballe Colacho, uruguayo de 47 años, acusado de haber arrojado a su esposa, Mariela Leites Da Silva, de 34 y azafata de la empresa Buquebús, por el balcón del cuarto piso de un hotel de la zona porteña de Tribunales. Casaballe aseguró en la apertura de las audiencias que su mujer se tiró al vacío luego de llegar del trabajo antes de tiempo y que él no la mató. El hombre también declaró que la mujer se encontraba molesta por cuestiones relacionadas a la tecnología y que estaban en un buen momento de la relación.

“Soy víctima de las desgracias, no un asesino”, afirmó Casaballe Colacho, operador de sistemas al comienzo del juicio. La muerte de Leites Da Silva ocurrió el 28 de abril de 2014. El imputado declaró durante cerca de una hora y media en la primera jornada del debate que lleva adelante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 8 porteño.

Luego de presentarse como operador de sistemas y también electricista y pintor, Casaballe dijo que era “viudo” y se quebró y pidió un vaso de agua antes de comenzar a contar su versión de lo ocurrido aquella noche en la habitación del hotel. “Ese día nos habíamos acostado tarde, estábamos viviendo un momento muy lindo en la relación”, comenzó el imputado. Sostuvo que alrededor de las 17, Mariela se fue a trabajar a Buquebús y para su “sorpresa” regresó alrededor de las 20, pese a que trabajaba muchas horas.

Casaballe dijo que no le preguntó qué había ocurrido sino que se puso “contento” al verla, aunque dijo que la notó “rara”. “Ella estaba muy molesta por cosas de tecnología, que el Facebook no le andaba, que no podía llamar por teléfono. En un momento yo me mandé un mensaje desde su teléfono y funcionaba, entonces ella se molestó y lo tiró”, aseguró el imputado. Luego, relató que mientras el nene “lloraba mucho” y él estaba por preparar mate, su esposa “de repente cruza la habitación y se arroja al vacío”. “No tuve tiempo, no pude hacer nada. No se me pasó por la cabeza que ella quisiera suicidarse”, sostuvo el operador de sistemas con la voz entrecortada y dijo que lo único que alcanzó a ver fueron las manos y parte de los brazos de su mujer, “como si quisiera agarrarse para salvarse”. Según Casaballe, él salió de la habitación y empezó a bajar las escaleras gritando “Mariela, ¿qué hiciste?”, tras lo cual regresó a buscar a su hijo y finalmente fue con él hasta la planta baja, donde estaba el encargado.

Tras entregarle el niño, dijo que fue a ver a su esposa para tratar de hacerle respiración boca a boca, pero que ya estaba muerta. “En mi ignorancia, yo pensé que estaba viva. Yo ya soy viudo del primer matrimonio, soy víctima de las desgracias, no un asesino”, afirmó el imputado, que aseguró que su primera mujer murió ahogada en una pileta en la localidad bonaerense de Del Viso y luego fallecieron una hija y un hijo suyos, de los ocho que tiene, a raíz de enfermedades.