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Roberto Lucena, padre del joven asesinado al salir de un boliche de Isidro Casanova, ratificó ayer sus sospechas sobre la responsabilidad de la Bonaerense en el crimen, mientras el ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, dijo que la marcha del jueves que derivó en el incendio de un boliche y un patrullero tuvo “un signo político”.
El padre de Diego Lucena, que fue asesinado el domingo pasado, salió al cruce de la versión del Ministerio de Seguridad provincial, que dijo que el homicidio lo cometió una patota. “A mi hijo lo sacan del boliche con tres chicos, y cuando él corre a otro hacia la esquina, lo sigue un patrullero y ahí Diego desaparece”, afirmó el padre.
Amigos y parientes de la víctima, que tenía 23 años, se movilizaron el jueves en demanda de Justicia, pero la marcha derivó en incidentes, cuando destrozaron e incendiaron el boliche Invasión Tropical, donde el muchacho había estado hasta poco antes de su muerte, y también prendieron fuego un patrullero que se encontraba en la zona.
Con relación a los hechos, el ministro Arslanian dijo que “esto es de una gravedad extraordinaria, la opinión pública tiene que tener la clara conciencia de que si éste es el camino de la protesta y el reclamo, estamos muy mal. No vamos a consentir actos de vandalismo”. Asimismo, desde el Ministerio reiteraron que se echó de la Bonaerense a dos efectivos que, según el parte oficial, estaban ebrios en la disco la misma noche en que ocurrió el crimen de Diego Lucena.