SOCIEDAD › EL PRIMER MAPA DEL DELITO EN LA PROVINCIA REVELO QUE EN UN AÑO BAJO EL 10 POR CIENTO
Radiografía del crimen en territorio bonaerense
Son datos partido por partido, comisaría por comisaría, entrecruzados unos con otros. El mapa muestra el dónde y cuándo del crimen. Y también los puntos oscuros de la policía. Así, aparece que Lomas de Zamora y San Martín son los distritos con más hechos. Que el robo automotor bajó 60 por ciento. Y que en San Isidro, en el área más conflictiva, casi no se hacen operativos de prevención. Arslanian analizó las estadísticas con Solá y los jefes policiales.
Por Horacio Cecchi
“A ver, Cabrera, ¿por qué no nos explica a qué se debe...?”, preguntó el funcionario. Y Cabrera explicó a qué se debía. Cabrera es el jefe de la Departamental de San Isidro. Quien preguntaba, el ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian. Quería saber por qué en la zona con más hechos delictivos no aparecía casi ningún operativo de prevención. A su lado se encontraba el gobernador Felipe Solá. La escena tuvo lugar en la escuela de cadetes Juan Vucetich, durante lo que se definió como “una reunión de trabajo”, picante, por cierto, y frente a un auditorio de unos 30 jefes de departamentales de seguridad e investigaciones. Uno a uno fueron respondiendo el a qué se debe. En la pantalla aparecían estadísticas inéditas, que deschavaban buenos y malos desempeños de comisaría por comisaría, horarios de mayor delito por zona y hasta la localización de bandas. Según esos datos, en junio, el delito en general descendió 10 por ciento respecto al año anterior. El mayor éxito: el robo de autos bajó el 60 por ciento. Hay serias dudas en el tema de las drogas en la costa. Como todos saben, las estadísticas no mienten. El problema podría situarse en quién aporta los datos para llenarlas. Desde el ministerio aseguran que el control es estricto.
En la jerga policial neoyorquina, a las reuniones de análisis operativo sobre mapas del delito se las conoce como Compstat (estadística computarizada). Las Compstats bonaerenses recién comienzan y están pautadas para realizarse a puertas cerradas. Sólo participan el ministro, el subsecretario de Información para la Prevención del Delito, Roberto Vásquez, funcionarios de alto rango y la cúpula policial de Seguridad e Investigaciones. “La idea es controlar y mejorar la operatividad policial –confió un funcionario a este diario, mientras los uniformados se acomodaban en las graderías–, y ésta es una herramienta excelente.”
Es la segunda Compstat en lo que va de la gestión de Arslanian –la primera se realizó en mayo y fue experimental– y, por lo que parece, es también la segunda en la historia provincial. Página/12 tuvo acceso a lo que Arslanian definió como “una reunión de trabajo”.
La intención es transformar las Compstats en una reunión periódica, en la que los funcionarios puedan corregir falencias de la actuación policial y subrayar sus éxitos. Hasta hace pocos meses, el control oficial del poder político sobre la actuación policial se resumía a órdenes espasmódicas, en respuesta a escándalos y reclamos de la sociedad, a partir de datos policiales salteados e infrecuentes y de la intuición de algunos funcionarios. Obviamente, la información que provea el Mapa del Delito es tan rigurosa como rigurosa sea la provisión de datos.
Ayer se trabajó sobre el funcionamiento de las 18 Departamentales de Seguridad. El soporte es el Mapa del Delito, que toma las estadísticas a partir de denuncias o actuaciones de oficio. Las cifras se desagregan por tipo de delito y jurisdicción municipal, dentro de un período determinado. El mapa con el que se trabajó ayer estaba actualizado con cifras del mes pasado, un hecho inédito si se tiene en cuenta la escasa disponibilidad de registros criminológicos de la que hicieron gala los uniformados hasta hace unos meses. Las cifras que provee se contrastan con el Mapa de la Eficiencia Policial, donde se evidencia la cantidad de delitos por departamental e, incluso, comisaría por comisaría.
En términos comparativos, en mayo de 2003 se habían cometido 28.426 delitos en toda la provincia. Cuando asumió Arslanian, en marzo pasado, la cifra estaba en 26.812. Y en junio había descendido a 24.278 hechos. Esas cantidades incluyen los delitos graves (homicidio, robo de autos, robos a mano armada, etc.), los que para el ministro son prevenibles. En junio, la cifra de graves alcanzó 15.103 para toda la provincia.
Dentro del rubro de graves, los homicidios subieron de 85 en mayo pasado a 95 en junio, aunque en junio de 2003 habían sido asesinadas 174 personas. Pero es el robo de autos el que señala el impacto más fuerte: bajó un 60 por ciento entre mayo del año pasado (8.244) y junio de 2004 (3.321). Habrá que agregar que en julio del año pasado la cifra había bajado a 3.856 casos y que desde entonces no superó esa cantidad. En esa época –como se encargó de recordar Solá– se lanzaba el plan de acción contra los desarmaderos, en la ciudad y la provincia simultáneamente.
Mostraron también un descenso importante los golpes de piratas del asfalto. En mayo de 2003 habían denunciado 160 casos en toda la provincia. El mes pasado, la cantidad descendió a 52. Otro dato interesante, que muestra cómo está concentrado el delito en relación a la densidad de población, es que de los 24.378 delitos cometidos en toda la provincia, 23.636 (79 por ciento) tuvieron lugar en el Conurbano.
En la pantalla también apareció la cifra de mayo pasado por operativos sobre comercios de autopartes y clausuras de desarmaderos: en Mercedes se realizaron 305 inspecciones y 12 clausuras; en La Plata, 149 y 13. En Morón y San Martín, las cifras no eran tan alentadoras: en la primera se hicieron 198 inspecciones; en la segunda, 150. Y sólo se realizaron 4 clausuras, 2 en cada jurisdicción. “No puede ser que sean tan pocas”, criticó Arslanian, dejando imaginar algunas respuestas.
Algo parecido ocurrió cuando se presentaron las cifras de secuestros de drogas. “Momentito, vuelva a la diapositiva anterior”, pidió Arslanian, mientras acomodaba sus lentes y focalizaba sobre los secuestros de droga en los municipios de la Costa. Los números decían que en Mar del Plata, durante el mes de junio, la policía de Seguridad había secuestrado 227. Aclaración: estamos hablando de gramos. A Dolores le correspondían 5. Y a Necochea la friolera de 0 de la misma unidad. “Son cifras sumamente pobres –criticó Arslanian–, más que insuficientes cuando sabemos que hay una circulación importante. Esto supone un déficit. Deberíamos preguntarnos por qué son tan bajas.” El total de toda la provincia también bordeaba la ridiculez: algo más de 5 kilos y medio.
–A ver, Módola, ¿qué explicación tiene? –preguntó el subsecretario Vásquez.
–Esos son datos de lo secuestrado por las Departamentales de Seguridad. En Investigaciones tenemos otros secuestros y otras cifras –fue el argumento de Horacio Módola, jefe de Investigaciones Complejas y Narcocriminalidad.
–¿Y cuáles son esos datos?
–No los tengo encima –respondió el comisario.
Es evidente que el Mapa del Delito y el de Eficiencia Policial pueden transformarse en una excelente herramienta para conducir a los uniformados, tal como confiaron a este diario. Pero todo consiste en determinar qué validez tienen las cifras vertidas. Arslanian sabe que robos de autos y homicidios no tienen cifra negra, porque la casi totalidad de los casos son denunciados. La cifra negra empieza a ampliarse en otro tipo de delitos como el robo, el secuestro (sobre todo express), la violación, para dar algunos ejemplos. Ni hablar de los delitos considerados menores. “En las comisarías lo conocen como aplicar el artículo cesto”, confió un comisario a este diario.
–¿Será sexto?
–No, cesto. Agarran la denuncia, la hacen un bollo y la tiran al cesto. De esa manera mantienen liberada la comisaría de malas estadísticas.