SOCIEDAD
A pagar por los viajes apretados en el tren
Un fallo inédito ordenó a la ex línea Sarmiento indemnizar a un pasajero por una lesión en una vértebra, provocada por la presión del vagón repleto.
Siete de la mañana. El andén desborda de gente. Y cuando el tren llega, comienza el calvario: apretujones, codazos, empujones que se multiplican fuera y dentro del vagón. Las malas condiciones del servicio no son novedad. Lo inédito es que un pasajero haya sido indemnizado por las consecuencias aparejadas durante uno de esos viajes: la justicia civil condenó a la empresa TBA –concesionaria de la línea Sarmiento– a indemnizar por más de 12 mil pesos a un hombre que sufrió una lesión lumbar por los apretujones que sufrió mientras viajaba. Los camaristas también instaron a la empresa a aumentar la frecuencia del servicio en las horas pico. La compañía, sin embargo, argumentó que el ingreso masivo de pasajeros a los vagones constituía un “hecho imprevisible” y advirtió que no se puede aumentar la frecuencia porque se excedería el tiempo “en que pueden estar las barreras cerradas”.
La sentencia en la sala L de la Cámara de Apelaciones en lo Civil por “Daños y Perjuicios” benefició a Silvio Francisco Arregui, de 30 años, quien debió permanecer internado 20 días debido a la lesión. El caso se inició el 12 de agosto de 1998, cuando el hombre tomó el tren en la estación Padua con dirección a Once, donde se encuentra la terminal. Pero al llegar a Morón la presión de la marea humana, que pugnaba a cuerpo partido por entrar, terminó provocando una lumbociática aguda en una vértebra del vapuleado Arregui. “Los pasajeros empujaron fuertemente a Arregui contra una baranda”, cita el fallo, lo que le produjo “una afección lumbar crónica”. Ahora, la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA) deberá pagarle al joven 12.200 pesos más intereses.
El fallo inédito podría derivar en la presentación de otros casos, ya que sienta importantes precedentes. Los camaristas Miguel Angel Vilar, Gladys Alvarez y Hernán Daray indicaron que la empresa debe tener el número necesario de empleados y aumentar la frecuencia de formaciones en las horas pico “para que el servicio funcione con regularidad y sin peligro de accidentes”. Durante el proceso la empresa ferroviaria se opuso a la demanda con el argumento de que era imposible impedir hechos “imprevisibles” o evitar conductas “desaprensivas o salvajes” de los usuarios.
El vocero de TBA, Jorge Molina, manifestó a Página/12 que acatarán la resolución de la Justicia, aunque admitió que la compañía quiere “evitar” la aparición de nuevos juicios. En la línea Sarmiento, en la que viajan diariamente unas 350 mil personas, “hay un tren cada ocho minutos en horario pico. Y no podemos aumentar la cantidad de minutos de barreras cerradas por hora porque excederíamos el límite de 36 minutos, que figura en el reglamento”. Molina también sostuvo que “no podemos incrementar el número de vagones porque las infraestructuras de las estaciones no dan y los nuevos coches quedarían fuera del andén”.
“La Justicia debería hacer todas estas consideraciones. No es algo normal que sucedan este tipo de accidentes. El hecho de que el pasajero tenga una lesión crónica es un caso en un millón. Hay que tener en cuenta, además, que esta persona ya había sido intervenida en la columna”, añadió el vocero. Para evitar este tipo de casos, Molina adelantó que la empresa planea fabricar trenes con “doble piso”.
Los camaristas consideraron que es “público y notorio” el ascenso de “gran cantidad” de pasajeros en las denominadas “horas pico” y que, por lo tanto, el accidente no sólo debió ser previsto sino, además, evitado. Como consecuencia, el tribunal sugirió también la “necesaria” vigilancia para evitar que los trenes circulen “abarrotados” de pasajeros, con peligro para sus vidas. “Es responsabilidad de la empresa cubrir las consecuencias que suelen presentarse, como el hacinamiento o exceso de pasajeros”, detalla el fallo.
El caso se conoció después de la intimación del Gobierno de mayo último para que los servicios de trenes mejoren sus prestaciones.
Informe: Maricel Seeger