SOCIEDAD
“Impartir educación sexual es un rol del Estado, no sólo de la familia”
El jefe de Gobierno porteño apoya el proyecto con mayoría en la Legislatura, pero advierte que la ley no debe fijar los contenidos.
Por Mariana Carbajal
El jefe de Gobierno porteño fijó su posición sobre el polémico proyecto de ley de educación sexual que se debate en la Legislatura. En diálogo con Página/12, Aníbal Ibarra se manifestó a favor de la sanción de una “normativa marco” que incorpore esos conocimientos al sistema educativo. “Impartir la educación sexual es un rol del Estado. No estoy de acuerdo con que sea una cuestión exclusiva de la familia y los padres”, consideró. No obstante, planteó diferencias con la iniciativa impulsada por dos diputados kirchneristas y una macrista: “No comparto la enumeración de temas a dictarse en las aulas incluida en el texto. Se habla de erotismo, de masturbación. No es que me horroricen esos temas, pero una cosa es la educación sexual que apunte a prevenir los embarazos no deseados y el contagio de enfermedades de transmisión sexual, y otra que se hable de sexo de la A a la Z en el ámbito escolar”, cuestionó Ibarra.
La definición de Ibarra se conoce en momentos en que los diputados de la Comisión de Educación avanzan en la redacción de un dictamen de mayoría sobre el proyecto que incorpora la educación sexual desde jardín de infantes hasta el secundario, tanto en las escuelas públicas como privadas. Según anunció la kirchnerista Ana María Suppa, el martes firmarían el dictamen. En la comisión sobran los votos favorables. Además de Suppa, su compañero de bancada Diego Kravetz y la macrista Florencia Polimeni, impulsores de la normativa, ya expresaron su apoyo al proyecto de Fernando Melillo (ARI), María Eugenia Estenssoro (ex bullrichista) y Vilma Ripoll (Izquierda Unida). La firma del dictamen habilitará el tratamiento del proyecto en el recinto. Pero todavía no se acordó entre los bloques si la votación se hará antes de la finalización de las sesiones ordinarias o recién el año próximo.
La posición de Ibarra coincide con el “informe técnico” que el lunes envió a la Comisión de Educación la Secretaría de Educación del gobierno porteño. En ese documento quedó claro que esa cartera “apoya” la promulgación de una ley que contemple la inclusión de la educación en sexualidad en el sistema educativo, por entender que la escuela constituye un ámbito “irreemplazable, necesario y a la vez complementario” para “el tratamiento científico y cuidadoso de temáticas de relevancia en la formación de niños/as y jóvenes y el respeto de sus derechos”. Al mismo tiempo, la cartera que encabeza Roxana Perazza precisó que rechaza la inclusión de los “temas” que debería abarcar la educación sexual integral –enumerados en el proyecto– por entender que “avanza” sobre las atribuciones que tiene esa secretaría asignadas por la Ley 33 de la ciudad para fijar los contenidos curriculares. A la comisión también llegó una “total adhesión” a la iniciativa del secretario de Salud, Alfredo Stern.
Con su definición, el jefe de Gobierno se planta lejos de los sectores más conservadores que rechazan que se dicte educación sexual en las aulas (cuyo vocero en la Legislatura es el macrista duro Jorge Enríquez), y más cerca –pero sin coincidir plenamente– de la propuesta de Suppa.
Ibarra no duda de que es una función del Estado impartir educación sexual. “No estoy de acuerdo con que sea una cuestión exclusiva de la familia y los padres, como plantea Enríquez”, señaló. “Hay una realidad que son el embarazo adolescente y los abortos, muchos se evitarían con educación sexual. Por eso, filosóficamente estoy de acuerdo con una ley marco de educación sexual que incorpore la perspectiva de género, pero no tiene que ser hiperdetallista. No estoy de acuerdo con los contenidos que se enumeran en el proyecto de Suppa. Se habla de erotismo, de masturbación. Antes, incluso, mencionaban el ‘sexo compartido’, aunque después lo sacaron. Una cosa es que se dé educación sexual y otra que se hable de sexo de la A a la Z”, aseveró Ibarra.
Al ser consultada por este diario, Suppa adelantó que defenderá la permanencia de los temas en el proyecto. “Son temas marco. Si no los colocamos, no se los van a terminar dando a los chicos”, objetó la diputada. Para Polimeni “no son contenidos sino ejes conceptuales que definen el espíritu de la norma”. Algunos de los ítem incluidos en el texto del proyecto son: prácticas sexuales, abstinencia, diversidad, amistad y amor, orientación sexual, cuidado del aparato reproductor. A partir de los cuestionamientos planteados por grupos ligados a escuelas religiosas, los diputados incluyeron también como temas “valores éticos-religiosos, trascendencia y normas religiosas”.
–Si está de acuerdo con el dictado de educación sexual, ¿por qué todavía no la incorporó como una política de su gestión? –le preguntó Página/12 a Ibarra.
–Es un proceso que no se da de un día para el otro. Hay que capacitar a los docentes.
–Pero han tenido tiempo para hacerlo...
–Tal vez hubo un retraso, pero estamos capacitando a los docentes y también tenemos políticas de salud sexual y reproductiva en centros de salud y hospitales. Además, venimos repartiendo millones de preservativos en los barrios en el marco de campañas de prevención del sida.
Ibarra aclaró que tampoco es partidario de la creación de “consejerías en sexualidad” en las escuelas. Este punto ya fue eliminado del proyecto de Suppa a partir de las reuniones que mantuvieron en las últimas semanas con asesores de la Secretaría de Educación. A pedido del Ejecutivo, a su vez, se incluyó otro artículo que establece que cada escuela impartirá la educación sexual de acuerdo con sus creencias y valores, “respetando el proyecto educativo institucional de cada unidad escolar”, un reclamo de los colegios privados.
La fecha de debate en el recinto todavía no está definida. “Tendríamos una mayoría ajustada, pero no queremos apurar el tratamiento”, se sinceró uno de los defensores de la iniciativa.