SOCIEDAD › POR UNA LEY DEL PARLAMENTO FRANCES
Morir con dignidad
El derecho a morir fue definido por el Parlamento francés en una ley aprobada ayer. Aunque no legaliza la eutanasia, la norma ampara tanto a los médicos como a los pacientes para los casos en que los enfermos terminales decidan rechazar la “obstinación irracional” en los tratamientos médicos, que apuntan a mantenerlos vivos a toda costa.
De acuerdo con lo establecido por la ley, cuando una persona que tiene una enfermedad grave e incurable “en fase avanzada o terminal” toma la decisión de limitar o suspender su tratamiento, el médico se verá obligado a “respetar su voluntad, después de haberle informado de las consecuencias de su elección”. Si el paciente permanece en estado de inconciencia, la decisión deberá ser “colegiada” entre “la persona de confianza” del paciente y el equipo médico que esté a cargo.
Después de una consulta con otro colega y de esperar a que la persona cambie su postura en “un plazo de tiempo razonable”, el médico podrá retirar la sonda gástrica y aplicar “un tratamiento paliativo”, destinado a impedir el sufrimiento del paciente hasta su muerte.
La ley, compuesta por 15 artículos, establece que los actos médicos “no deben ser proseguidos por una obstinación irracional” y que todo paciente “pueda redactar directivas anticipadas en caso de que fuera un día imposible expresar su voluntad”.
Además, se autoriza a utilizar tratamientos de “doble efecto”. Uno de ellos es la morfina, que tiene como efecto secundario acelerar la muerte. La ley también prevé que la persona enferma tenga la opción de negarse a ser alimentada artificialmente o a recibir un medicamento.
El proyecto de ley surgió de una comisión parlamentaria que se creó tras la muerte de un joven tetrapléjico, Vincent Humbert. En octubre de 2003, el muchacho de 23 años le pidió a su madre que lo ayude a morir. La mujer le inyectó un barbitúrico y su hijo murió a los dos días. El hecho motivó una amplia discusión en Francia, que tomó actualidad con el caso de Terri Schiavo, la estadounidense que pasó quince años en coma.
“Algunos deseaban una ley que despenalizara la eutanasia, pero los franceses no esperan que legalicemos el derecho a dar muerte”, dijo el ministro de Salud de ese país, Philippe Douste-Blazy, en referencia a los socialistas y comunistas, que pedían incluir en la ley “una ayuda activa para morir”.