SOCIEDAD › SETENTA CASAS DESTRUIDAS Y 27 HERIDOS POR UN SISMO
El día que La Rioja tembló
De repente, todo tembló. Los habitantes de varias localidades riojanas tuvieron que salir corriendo de sus casas, agrietadas o directamente derrumbadas por un sismo de nivel 6 en la Escala de Richter y que tuvo su epicentro 60 kilómetros al nordeste de la capital provincial. Ocurrió durante la madrugada de ayer y 27 personas debieron ser atendidas en el hospital de Anillaco, la mayoría por crisis de nervios, aunque también hubo varios casos de fracturas. Más de 70 viviendas fueron afectadas por el movimiento, que se percibió en provincias tan distantes como Catamarca, San Juan, Tucumán, Córdoba, Santiago del Estero y Entre Ríos.
A la 1 de la madrugada de ayer, la tranquilidad de Arauco se vio más que alterada por el imprevisto meneo de la tierra. “Vivimos momentos de mucha angustia –dijo el intendente Nicolás Martínez–. Salí con mis hijos a la calle y vi que la calle principal, que tiene cinco cuadras de largo, serpenteaba como una víbora, hasta que nos caímos al piso.” El fenómeno no duró más de 6 segundos, pero para los vecinos afectados pareció mucho más tiempo. “Fue increíble, nunca sufrimos aquí un terremoto parecido”, agregó. Todos quienes fueron atendidos en el hospital de Anillaco –la mayoría con crisis nerviosas– fueron dados de alta, y los casos más graves fueron fracturas de cráneo, muñeca y pie.
El director del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), Alejandro Giuliano, explicó a este diario que este sismo podría calificarse como “moderado, aunque esto no quiere decir que no sea destructivo”. En el epicentro, ubicado en el departamento riojano de Castro Barros, se concentraron los mayores daños. De aproximadamente 70 viviendas relevadas, la mitad habían quedado “inhabitables, por lo que estamos viendo dónde reubicar a esta gente”, comentó el secretario de Hacienda de Aminga, Sergio Romero. Muchas viviendas –de construcción antigua– tenían el techo y las paredes de adobe, material muy sísmico.
En tanto, Giuliano –que hoy viajará a La Rioja para evaluar los daños– indicó que en los lugares alejados del epicentro se suele sentir “un movimiento oscilatorio relativamente leve y muy cadencioso, generalmente en los edificios altos”. Justamente eso fue lo que pudo percibir Félix Cullell, profesor de Química, desde su departamento del centro tucumano. “Estaba estudiando y la cama se empezó a mover como si fuera de agua, mientras que el espejo que hay en el cuarto se golpeaba sin parar contra la pared”, contó a Página/12. Lo mismo pasó en algunos edificios de Santiago del Estero, Córdoba y Paraná. El sismo se percibió hasta la Capital Federal.
El especialista del Inpres destacó que “luego de un terremoto la corteza terrestre sigue acomodándose, por lo que hay réplicas que normalmente son de menor intensidad”. Durante toda la jornada siguió habiendo movimientos en los distritos afectados, “lo que significa peligro de derrumbe de laderas de montañas o de casas averiadas que pueden terminar de colapsar”. Según Giuliano, las repercusiones de este sismo pueden durar “hasta una semana”.