SOCIEDAD › CIENTIFICOS AUSTRALIANOS AVANZAN EN LA CLONACION DEL TIGRE DE TASMANIA
El regreso a la vida de un animal perdido
Los investigadores anunciaron que lograron reproducir fragmentos del ADN del tigre de Tasmania, un marsupial que lleva 60 años extinguido. Se proponen volverlo a la vida para el año 2010 y reintroducirlo en los bosques de Tasmania.
Como los dinosaurios vueltos a la vida por Spielberg, el extinto tigre de Tasmania puede resucitar en el siglo XXI. Científicos australianos decididos a clonarlo revelaron ayer que han logrado reproducir algunos fragmentos de ADN del legendario animal. En caso de que logren la secuencia completa, crearán un embrión mediante las técnicas conocidas de clonación y lo implantarán en una hembra de especie relacionada. Si todo sale según sus cálculos, el tigre de Tasmania podría volver a la vida en 2010, setenta años después de haberse extinguido por la caza indiscriminada.
El director del Museo de Australia y del proyecto, Mike Archer, explicó que, si consiguen clonarlo, “será reintroducido en los bosques de Tasmania y se acostumbrará sin problema, porque no ha cambiado mucho y porque los instintos del animal son los mismos, vienen escritos en el material genético”.
Para replicar el ADN, los científicos utilizaron un cachorro de este pequeño tigre-marsupial descubierto en mayo de 1999 en un frasco “milagroso”, que estaba arrinconado en el almacén del museo. Archer detalló que la muestra fue enfrascada en 1866 y emplearon, en lugar de formol, alcohol, lo que ha permitido conservar el ADN del ejemplar en casi perfectas condiciones para poder devolverlo a la vida.
En mayo de 2000, el Museo Australiano reveló haber conseguido extraer tejido del corazón y el hígado del embrión, y comprobó que contenía ADN de alta calidad. Meses más tarde, sacaron ADN de músculos y del fémur de otros ejemplares, la médula ósea de un thylacinus conservado desde 1893, y un premolar de otro tigre tasmano recogido en 1922.
Las diferentes operaciones permitieron crear una biblioteca genética y, desde ahí, comenzar con la construcción de la secuencia del ADN del animal. El último paso consistió en reproducir fragmentos individuales y ha posibilitado crear millones de copias puras de ADN en perfectas condiciones, que los científicos creen pueden desarrollarse en una célula viva.
Archer señaló que emplearon la técnica de “reacción en cadena de la Polimerasa (RCP), un proceso crítico en la producción de cantidades suficientes de ADN del tigre de Tasmania para seguir adelante con la investigación. El próximo paso es producir grandes cantidades de copias de todos los genes del Tigre de Tasmania para poder utilizarlos en la consecución de cromosomas sintéticos”, añadió.
Por delante quedará completar la secuencia del ADN e identificar una madre subrogada, que podría ser un marsupial de la familia de los “dasyuroideos”, probablemente el Demonio de Tasmania, primo hermano del tigre. Pero aún si la implantación tiene éxito y la hembra da a luz, queda por ver si la madre lo acepta. “Lo verá feo y raro, con rayas, pero en lo demás son muy similares al resto de los marsupiales”, explicó Archer.
En círculos científicos se puso en duda la magnitud del avance, ya que la tarea por delante es enorme: deben completar la secuencia de ADN sin tener el genoma del animal a disposición. Ni siquiera se sabe con certeza cuántos cromosomas tenía el tigre de Tasmania ni se dispone del genoma de un marsupial similar.
El otro punto cuestionado en el ámbito científico es la oportunidad del anuncio, vinculado al documental de Discovery Channel que será emitido en 155 países el próximo 7 de julio. De hecho, esa cadena es la que está financiando el proyecto del Museo de Australia y mostrará los avances, paso a paso.
El tigre de Tasmania tenía rayas atigradas en el lomo, pero era más parecido a un perro que a un gato. A pesar de su tamaño –algunos ejemplares llegaron a medir desde la punta de la cola hasta la nariz más de metro y medio– era de carácter retraído, y evitaba el contacto con los humanos.
Para cuando los europeos llegaron a la zona, ya estaba confinado a un último reducto en Tasmania. En sólo 70 años, los nuevos habitantes loborraron del mapa, porque temían ataques a sus ovejas. El último animal conocido murió en el zoológico de Hobart en 1936. Para los australianos, adquirió después un carácter mítico y hubo mucha gente que dijo haber visto algún ejemplar en distintos lugares. “El tigre de Tasmania es un animal australiano icónico –dijo ayer Archer–. Forma parte de una compleja trama de culpa, porque lo extinguimos. Tenemos que sacarnos este peso”.
Archer espera que la resurrección del Tigre de Tasmania ocurra en el año 2010, y que después el proyecto continúe con otros animales extinguidos.