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Los jubilados de Tucumán salieron a denunciar el riesgo de vida que corren a raíz de la falta total de medicamentos para el sector en el interior de la provincia. Desde diciembre que las farmacias de los pueblos no entregan lo necesario para los afiliados al Pami. La situación llegó esta semana al extremo porque en toda la provincia atiende una sola farmacia. Después del impacto de los índices de desnutrición en el sur conmovió el caso de un jubilado epiléptico que decidió montar en bicicleta y hacer los 45 kilómetros hasta la capital para conseguir un anticonvulsivo. Y terminó comprando la pastilla suelta. En la protesta dos centros de jubilados, uno de La Cocha, y otro de Arcadia, denunciaron la muerte de afiliados por carecer de medicación indispensable.
“Nosotros tenemos una lista de 16 ancianos muertos por la falta de los medicamentos desde diciembre sólo en La Cocha y el Centro de Jubilados de Arcadia tiene 11 casos”, le dijo a Página/12 Ramón Salina, presidente del Centro de La Cocha. Salinas asegura que el médico Rafael Villena puede certificar las historias de los que murieron. Y se prepara junto a otros dirigentes de los afiliados al Pami para una reunión en la capital donde definirán la entrega de alimentos. “Con lo de los planes para jefas y jefes de hogar nos dejaron de mandar la plata para comprar bolsones de comida como hacíamos antes y entonces no tenemos ni comida ni remedios”, se quejó desde el pueblo, a 130 kilómetros de la capital.
Pero la versión de Salinas fue negada por el director del hospital de La Cocha, Roque Augusto Dip. “En el hospital público, el único que tiene La Cocha no han fallecido jubilados por falta de medicamentos, posiblemente hayan fallecido pero en otro lugar. Nosotros no tuvimos registro de eso”, le dijo a este diario. Dip sí reconoció que se encuentran desbordados por la demanda de pacientes que se duplicó en el último año.