SOCIEDAD › LA VICTIMA, UN HOMBRE DE 65 AÑOS
Un secuestro más
La devaluación se cuela entre los secuestros. Ayer un grupo de hombres armados tomaron como rehén a un jubilado de 65 años: al cabo de unas horas lo liberaron por un rescate de apenas 1.600 pesos. El secuestro fue a las ocho de la mañana. El jubilado había dejado a sus nietos en la puerta de la Escuela San Marcos y cuando se iba, lo detuvieron.
Miguel Angel Borches no tuvo tiempo de darse cuenta de la pesadilla hasta que no tuvo escapatoria. Lo cercaron en la esquina de Presidente Perón y Urquiza a unas diez cuadras de la estación de trenes, de día y en pleno centro de Quilmes. El hombre estaba solo en su auto: un Land Rover gris. Ya había dejado a sus nietos en la escuela. Cuando se iba hizo una maniobra para abandonar la esquina y en ese momento quedó encerrado por un Renault 11 conducido por una mujer y dos hombres. Uno de ellos bajó y corrió para ponerse frente al volante del jubilado: así logró atemorizarlo e impedirle el paso.
Este tipo de maniobras aparecen como constante entre quienes se dedican a llevar a cabo estos secuestros. Los conductores suelen quedar cercados en alguno de sus movimientos y, como sucedió en Quilmes, el instante de susto y parálisis beneficia a los ladrones. Aprovechan ese momento para subirse a bordo del auto y secuestrar al conductor mientras comienzan a registrarlo.
En el caso de Borches sucedió algo parecido. Cuando uno de los bandidos subió al auto, lo obligó a comunicarse con su mujer desde un teléfono móvil: “Juntá toda la guita que puedas y no llames a la Policía”, advirtió, entonces, el secuestrador después de darle una cita para la entrega del rescate. Una hora después, a las 9.40 de la mañana la mujer de Borches estaba esperándolos en las cercanías del estadio Centenario del club Quilmes: el sitio indicado por los ladrones.
El estadio está en Vicente López y Fray Mamerto Esquiú. La mujer llegó con los 1.600 pesos: “Fue todo lo que había podido recaudar”, dijeron más tarde fuentes de la Bonaerense. Cuando la vieron con el dinero, los ladrones se acercaron, lo tomaron y la despidieron sin devolverle a su marido. Una hora más tarde su mujer respiró: habían liberado a Borches a pocos kilómetros de Quilmes, en la zona de Ezpeleta. Hasta anoche la policía no había encontrado ni el Land Rover ni a los ladrones.