SOCIEDAD › LA SEGUNDA AUTOPSIA DEL CASO MATIAS CONFIRMO QUE NO MURIO POR UN GOLPE

Con la duda central todavía abierta

La nueva autopsia ratificó las conclusiones de la anterior: no hubo golpes ni piedrazos, ni rastros de violencia en el cuello. Así, las partes siguen discrepando sobre las causas de la muerte. Faltan los estudios complementarios.

 Por Raúl Kollmann

La segunda autopsia realizada al cuerpo de Matías Bragagnolo dejó definitivamente probado que el joven no murió producto de un golpe ni de un piedrazo, lo cual confirma los resultados de la primera autopsia realizada por el forense Fernando Trezza. Las radiografías, fotografías y observaciones que hicieron los que participaron de la autopsia ratificaron que los golpes que tiene Matías son superficiales y no produjeron su muerte. Tampoco se observaron rastros de violencia en el cuello. Los forenses consultados por Página/12 y que representaron a las distintas partes coincidieron en esos elementos, pero discreparon respecto de las razones que llevaron a la muerte al joven. Para la familia Bragagnolo está abierta la posibilidad de que una opresión en el cuello fuera el factor mortal, aunque también afirman que pudo serlo un estrés extremo, producto de la pelea y la persecución, lo que llevó al edema agudo de pulmón. El resto de los forenses, en cambio, piensa que el edema fue producto de una fibrilación ventricular, o sea una arritmia, que bien puede haber sido ocasionada por lo dramático de la situación que tuvo que pasar Matías, pero también en combinación con algún elemento toxicológico o una debilidad más congénita de su corazón.

La segunda autopsia llevó casi seis horas, el triple de lo habitual, y fue tan exhaustiva que el cuerpo de Matías fue trasladado no menos de cuatro veces de la mesa de autopsia al aparato de radiografías. El estudio fue coordinado por el doctor Osvaldo Curci y participaron los forenses oficiales Trezza y Oscar Lossetti, mientras que por la familia Bragagnolo lo hizo Avelino Baratta y por parte de los jóvenes que participaron en la pelea los doctores Bustavo Bursztin, Mariano Castex y Etnio Linares. Además estuvieron presentes otros cinco profesionales, 15 auxiliares, dos fotógrafos y un camarógrafo que filmó la autopsia.

El abogado de la familia Bragagnolo, Nicolás González Sichez, interpretó que la segunda autopsia dejó como conclusión que “se demostró que Matías no murió de muerte natural”. En realidad, la primera autopsia nunca llegó a semejante diagnóstico, sino que determinó que Matías murió por un edema agudo de pulmón, es decir por un accidente cardíaco y no como producto de golpes. Esa autopsia realizada por Trezza remitía a los estudios complementarios –toxicológicos e histopatológicos– para determinar por qué se produjo el edema, estudios que tardarían entre dos y tres semanas.

La jueza María Teresa Salgueiro dispuso entonces empezar prácticamente todo de nuevo para que pudiera ser fiscalizado por la familia Bragagnolo y por las familias de los adolescentes que participaron en la pelea de aquella noche. Por ello suspendió los estudios complementarios, ordenó la segunda autopsia, ordenó también que se sacaran las muestras de sangre y cabello para ser analizados y decidió que todo, incluyendo el estudio de los órganos clave –corazón, pulmón, cerebro–, se hiciera ante los peritos de parte.

La conclusión más significativa es que se confirmó que ningún golpe causó la muerte de Matías. Las radiografías de todo el cuerpo y el estudio detallado de la columna vertebral y el cuello ratificaron lo que había concluido en ese terreno la primera autopsia: no hay golpes mortales. De esa manera, queda descartado que el deceso de Matías se haya producido por una paliza que le dio el grupo que lo atacó, y si alguien le tiró una piedra, de todas maneras no le produjo una lesión que lo haya llevado a la muerte.

La polémica ahora está relacionada con las causas del deceso. Para la familia Bragagnolo –consultada por este diario– las posibilidades son tres y responden a lo que adelantó su perito, el doctor Baratta:

- Asfixia por opresión del cuello.

- Un reflejo vagal que se produce también por opresión del paquete vásculo-nervioso. Esa opresión provoca un reflejo que lleva a una falla del corazón y, a su vez, produce el edema. En estas dos hipótesis, quien más está en la mira es el policía que actuó aquella noche y que es al único que algún testimonio le adjudica haberle hecho una presa de cuello, que es inmovilizar a una persona pasándole, desde atrás, el brazo por el cuello.

- La tercera hipótesis, señalada por la familia Bragagnolo, es que Matías murió por un estrés extremo producto de la pelea, la persecución y la actuación del policía.

Respecto de la asfixia y el reflejo vagal, el elemento científico que avalaría esa hipótesis es que ayer se verificó que Matías está cianótico, es decir que no está pálido en el rostro, sino todo lo contrario, muy oscuro.

Los demás peritos que actuaron ayer llegaron a una conclusión preliminar distinta. Dicen que justamente el que no esté pálido, sino cianótico, demuestra que no hubo reflejo vagal, ya que ese reflejo produce palidez. También creen improbable la hipótesis de la asfixia por cuanto para producirla se tardan unos cinco minutos y no hay ningún testimonio de que algo así haya ocurrido. De manera que lo que queda –para estos peritos– es el edema agudo de pulmón producido por una fibrilación ventricular, es decir una falla del corazón. Eso no quiere decir que esto sea una muerte natural, sino que puede ser efecto de un factor o de varios combinados:

- El estrés extremo a raíz de la pelea y la intervención del policía.

- Algún factor tóxico que haya incidido en el ritmo cardíaco, desde alcohol hasta bebidas energizantes.

- Algún mal congénito del corazón, que Matías y su familia desconocían, pero que –en una situación dramática como la que vivió el joven– disparó la falla mortal. Hubo casos de muerte súbita de deportistas mientras juegan un partido, producto de un mal congénito que desconocían.

Para avanzar en el debate científico serán imprescindibles los estudios complementarios. Por un lado el toxicológico, que tardará unos diez días, y luego el anatomopatológico, que llevará 20. En este último caso, al corazón, por ejemplo, se le realizan numerosos cortes para estudiar justamente el motivo de la falla.

Una vez completados esos estudios, la junta médica elaborará el informe final. Allí habrá que ver si los forenses se ponen de acuerdo o si hay discrepancias. En ese caso, la última palabra la tendrá la jueza.

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Para el perito Baratta, Matías “no murió de muerte natural”.
 
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