A cuatro años de la sanción, en el Congreso nacional, de la Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable, sigue en veremos uno de sus puntos centrales, el que establece que debe ser obligatoria la educación sexual en los colegios. Ayer, el ministro de Educación porteño, Eduardo Sileoni, fijó su postura en favor de que los chicos reciban esa materia “desde sexto o séptimo grado”, pero además de su opinión salió a impulsar el tratamiento del tema en la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires. “Estamos trabajando muy fuertemente en este tema, por eso es que les pido a los legisladores que lo pongan sobre la mesa y me inviten a discutirlo cuanto antes”, sostuvo Sileoni. El funcionario insistió en que lo importante es que los legisladores “puedan sancionar cuanto antes” esa ley. De todos modos, tanto la kirchnerista Ana María Suppa –que desde 2004 viene impulsando la sanción de la ley– como Marcos Peña, diputado del PRO y titular de la Comisión de Educación de la Legislatura, consideraron que “está lejos, todavía” el logro de un proyecto consensuado que deje atrás la batalla ideológica sobre el tema.

“Tenemos que dejar de lado una discusión que siempre se divide entre blanco y negro para encontrar un camino de consenso, porque todos pensamos que es necesaria la educación sexual en las escuelas”, le dijo Peña a Página/12, tratando de borrar la idea de que es el PRO el principal opositor a la aplicación de la ley. Suppa, quien con Diego Kravetz y Florencia Polimeni vienen bregando desde 2004 para reglamentar el proyecto e instalar la educación sexual en todas las escuelas porteñas, opina lo contrario. “Nadie dice abiertamente que está contra la ley, pero oponerse a su obligatoriedad y a que los contenidos los fije el Estado, significa poner trabas a la ley”, dijo Suppa en diálogo con este diario.

Sobre el punto referido a quién establece los contenidos, Peña aseguró que el PRO “no se niega a que el Estado tenga un rol central en la definición, pero también hay que tener en cuenta que hay libertad de educación y por eso se debe permitir que haya una discusión con los padres. Una cosa no quita la otra”. Suppa recordó que “a fines de 2005 el tema casi estaba cerrado y logramos un despacho de mayoría a fin de año, pero Santiago de Estrada (del PRO), planteó la necesidad de llamar a una audiencia pública y eso impidió que la iniciativa se aprobara”. En lo que todos coinciden es en que el tema está frenado y que va a ser difícil lograr imponerlo en la agenda de la Legislatura.

Por eso, desde el Ministerio de Educación, Sileoni salió a pedirles a los legisladores que traten la iniciativa lo antes posible. “El mejor proyecto es el proyecto posible, pero tampoco sería bueno que se apruebe una ley lavada que no diga nada”, advirtió el funcionario. Propuso que los distintos bloques se pongan de acuerdo en “los grandes temas” y luego, por medio de una resolución del ministerio, “se bajen los contenidos para consensuarlos con los padres”. Sileoni defendió la facultad del Estado para disponer que la educación sexual sea obligatoria en todas las escuelas, tal como lo plantea el proyecto de la diputada Ana María Suppa, al que él calificó como “muy sensato”.

El ministro porteño opinó que los chicos deberían recibir educación sexual a partir de “los últimos años de la escuela primaria, siempre teniendo en cuenta que los contenidos deben ser adaptados a cada edad y que se deben respetar las creencias religiosas de cada familia o sector”. Sileoni afirmó que “lo que está probado es que los chicos carecen de información y ése es el origen de embarazos no deseados y del contagio de enfermedades de transmisión sexual”. Por eso insistió en que los legisladores “deben sacar cuanto antes la ley”.