SOCIEDAD

Los policías que erraron de casa y allanaron y golpearon a un jefe

Ocurrió en La Pampa: la División Toxicomanía entró a una casa y golpeó a los dueños. Pero tanto el marido como la mujer son policías. El ministro de Gobierno admitió que fue “un error”.

 Por Carlos Rodríguez

Entre bueyes no hay cornadas, dice un sabio refrán que fue ignorado por la Policía de La Pampa. “Cuando yo escuchaba las denuncias de la gente, siempre pensaba ‘cómo puede ser que la policía pegue tanto’. Eso se piensa hasta que le pasa a uno. Y ahora nos pasó.” La sargento Nora Piñero, de la policía pampeana, dialoga con Página/12 y todavía no puede salir de su asombro. “Mi propia policía”, repite a cada rato cuando recuerda el operativo que se realizó en los primeros minutos del domingo pasado, Día del Padre, en su casa del barrio Fonavi 25, de Santa Rosa. Piñero está casada con el segundo jefe de la Unidad Regional I de La Pampa, Mateo Gutiérrez. Los dos, junto con sus tres hijos, menores de edad, fueron allanados “sin que mostraran la orden judicial” –según Piñero– por efectivos de la División Toxicomanía. “Nos acusaron de narcotraficantes y nos trataron como si lo fuéramos”, insiste la sargento. Cuando la mujer policía vio en su casa a colegas que iban “encapuchados, armados y gritando como locos”, tuvo un ataque de nervios y la internaron. Los jefes del operativo tardaron en darse cuenta de que se trató de “un grave error”.

Piñero está que trina. “Escuchamos ruidos muy fuertes, golpes, en el garaje y de inmediato pensamos que venían a robar. Estábamos tranquilos, a punto de hacer un brindis por el Día del Padre. Mi marido salió a ver qué pasaba y nos encontramos con un montón de colegas que no escuchaban cuando le decíamos que éramos policías y que bajaran las armas. Nos siguieron insultando y maltratando. Yo tuve un pico de presión y me tuvieron que atender de urgencia. Esto es una barbaridad.” El caso se conoció porque el matrimonio de policías hizo una presentación ante el fiscal Carlos Amado y ante los medios de prensa por el “violento accionar policial”.

El ministro de Gobierno pampeano, Rodolfo Gazia, admite que “se trató de un error” y por ese motivo “la conducta del personal policial se está investigando”. En esa misma madrugada de domingo, Toxicomanía hizo trece allanamientos considerados “muy positivos” porque se detuvo a siete personas y se secuestraron drogas, armas y dinero. Sólo fallaron en la casa del matrimonio Gutiérrez-Piñero. “Se equivocaron de casa”, reconoce el ministro Gazia. El jefe de Toxicomanía, comisario Luis Correa, insiste en que fue “un error”, pero igual considera que la denuncia de los Gutiérrez-Piñero es “un total disparate”.

“Se tocó el portón de la vivienda, el comisario Gutiérrez respondió desde adentro y la puerta se abrió, porque no fuimos con elementos como para derribar una puerta”, asegura Correa, mientras la sargento Piñero dice que abrieron “por la fuerza”. Ella incluso habla de violencia policial: “Es obvio que (sus colegas de Toxicomanía) saben pegar, porque a mí no me dejaron marcas a pesar de castigarme contra la mesada. Eso pasó cuando intenté proteger a mi hija para que no le apuntaran con una escopeta”.

Según la versión de Correa, los policías fueron sólo dos y ellos “se retiraron una vez que se dieron cuenta del error, seguidos por la sargento que los insultaba”. Piñero, en cambio, asegura que “sólo bajaron el tono cuando uno de ellos reconoció a mi marido”. Y sigue protestando: “Si así anda la inteligencia policial, si se meten en la primera puerta verde que ven porque tenían ese dato, cuando busquen a una petisa gorda voy a tener que hacer un régimen para adelgazar”.

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El matrimonio Gutiérrez-Piñero presentó una denuncia en la Justicia por los malos tratos recibidos.
 
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