“Junior: vamos a terminar lo que empezaste”, quedó grabado en una de las paredes de la escuela de Carmen de Patagones donde el 28 de septiembre de 2004 un chico, de nombre Rafael, disparó un arma en el aula contra sus compañeros. Mató a tres de ellos y provocó graves heridas a otros cinco. Las pintadas conmocionaron nuevamente a esta ciudad; pero para afrontar la situación, alumnos, padres y docentes resolvieron pintarla con un material especial para evitar futuras inscripciones y elaborar una carta dirigida a la comunidad con un mensaje de vida y de no violencia.

La pintada fue realizada presuntamente el domingo en una pared externa de la Escuela Media 2 Islas Malvinas y justo frente al mural alusivo a las víctimas de la tragedia, que se inauguró al cumplirse el primer aniversario. La aparición de las pintadas fue denunciada a la policía por la directora del establecimiento educativo.

El lunes comenzó a debatirse qué hacer al respecto. Ayer por la tarde se reunieron alumnos del colegio junto a sus padres y docentes. La inspectora de distrito, Raquel Incaminato, comentó a Página/12 que la decisión fue “no borrarlas en un principio, sino trabajar sobre lo que pasó”. La funcionaria subrayó que esto “se consideró como una agresión a toda la escuela”. También aclaró que “varias veces se hicieron pintadas en las paredes, pero esta vez consideramos que no se tapara, sino que se hiciera un trabajo interno en la escuela y que los chicos tomaran una decisión colectiva”.

Elvio Medioroz es papá de Pedro, quien hoy tiene 17 años y está cursando tercer año en la nocturna de la escuela Islas Malvinas. “Ayer (por el lunes) llegó muy consternado. El era compañero de los chicos que murieron. Si no hubiera repetido antes de grado hubiese estado en ese curso.” Para Medioroz, quien efectuó las pintadas “tiene que ser alguien que no va a seguir el camino de lo que dice, pero sabía que iba a causar repercusión. Eso es símbolo de una sociedad que margina a los chicos. Esa marginación sale por algún lado, explota en la pintada, explota en el estado de decepción tanto de chicos como de los adultos”. Para Medioroz, “no hay chico que entre a la escuela y no perciba lo que pasó”.

“Esto conmocionó a toda la comunidad y movilizó a los padres de chicos de todos los grados”, subrayó Incaminato. “La decisión de los alumnos fue pintar la pared para que no se pudiera volver a usar aerosol. También decidieron hacer una carta abierta donde se escribe que los dejen en paz, que apuestan a la vida, que no quieren que se los identifique con la violencia.” Mañana los chicos van a pintar la pared.

Para la funcionaria, estas pintadas “generaron un llamado de atención pero no porque vuelva a ocurrir. Lo que genera es miedo al recordar lo que pasó”.

Dos años después, “Junior”, luego de ser considerado inimputable por su condición de menor, continúa recluido en un centro neurosiquiátrico de La Plata.