La policía formoseña detuvo ayer a quien fuera segundo jefe de la Gendarmería local, Dalmiro Roca, exonerado de esa fuerza en 1998. En principio, el juez Federico Acosta considera a Roca como sospechoso de haber enviado el paquete con pólvora que produjo un fogonazo en el local de Andreani, produciéndole heridas leves a un empleado. Ese paquete, que contenía otros dos explosivos similares, iba a ser colocado en una saca que se cargaría al atardecer del martes en un avión de Aerolíneas Argentinas. El ex gendarme Roca tiene antecedentes de haber protagonizado un hecho similar y, además, sus rasgos coinciden con los de un identikit elaborado sobre la base del testimonio de la empleada de Andreani que recibió el paquete. Aparentemente, el objetivo de Roca era una venganza contra la persona que era destinataria del paquete en José C. Paz. Anoche, esa persona, un ex combatiente de la guerra de Malvinas, estaba llegando a Formosa para declarar.

Según coincidieron peritos consultados por Página/12, si los tres artefactos hubieran estallado dentro del avión no se habría producido un daño de importancia y no hubieran afectado el vuelo. El paquete se cayó de las manos del empleado de Andreani, lo que puso en marcha el mecanismo de detonación, que no era ni muy rudimentario ni de alta tecnología, pero demostraba que quien armó los artefactos tenía alguna experiencia en el manejo de explosivos. El empleado de Andreani resultó con heridas leves en una mano, el pecho y la cara, pero ya fue dado de alta.

Aunque los detalles de la detención del gendarme exonerado se mantienen en reserva, se sabe que Roca ya registraba un ataque de ese tipo, pero se menciona que en la oportunidad anterior utilizó un arma de fuego. Lo cierto es que de las hipótesis que existían para explicar el envío de los explosivos –producir una conmoción en Formosa, afectar a Andreani, a Aerolíneas e incluso provocar inquietud porque estaba previsto que el presidente Néstor Kirchner asistiera a un acto esa provincia– quedó como más firme la intención de Roca de vengarse o atacar al ex combatiente destinatario de los paquetes. En la noche del martes, se decía que tanto el remitente como el destinatario que figuraban en los envoltorios eran falsos, pero ayer la policía formoseña informó que la dirección de destino en José C. Paz existe y el destinatario estaba llegando a Formosa para declarar.

En la misma noche del martes se hizo una pericia en el aeropuerto para determinar si el paquete se hubiera colado hacia el avión o si se producía la detección en los scanners de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). La prueba se realizó con la presencia del juez Acosta y efectivamente al pasar el paquete se produjo una refracción de color naranja en la pantalla, indicativa de que contenía algún material explosivo. Además, se percibían los cables, el detonador, la carga explosiva, por lo que supuestamente no hubieran pasado hacia la aeronave. Los peritos afirman que el envío del paquete-explosivo tenía como trasfondo un conflicto personal, ya que la cantidad de pólvora era pequeña y por lo tanto sólo produciría un daño a quien abriera el envoltorio.