Italia quedó envuelta en una polémica por la muerte de un hombre de 60 años que padecía atrofia muscular y que fue desconectado del respirador artificial que lo mantuvo con vida la última década, luego de más de cuarenta años de sufrir esa patología. El italiano Piergiorgio Welby padecía una enfermedad incurable y en los últimos meses había solicitado ser ayudado a morir, pues se consideraba “prisionero de su cuerpo”. Un médico fue quien desconectó el respirador al que estaba conectado. Welby, que no podía moverse de la cama y se comunicaba a través de los ojos, había recurrido a la Justicia para que se le suspendiera la respiración asistida previa sedación terapéutica. Sin embargo, la corte de Roma rechazó el pedido y reclamó al Parlamento que se ocupe del tema para cerrar los huecos legales, ya que la eutanasia no está reglamentada de manera transparente en Italia. Welby había solicitado en septiembre pasado al presidente de Italia, Giorgio Napolitano, “la gracia de la eutanasia”, a través de una carta, lo que generó un fuerte debate.